Opinión: Si bien los grupos de derechos humanos difunden afirmaciones difamatorias de que Israel es un estado de apartheid, nadie menciona que en la frontera norte hay palestinos que desde hace décadas viven en la pobreza sin poder obtener la ciudadanía.
Ben-Dror Yemini – Adaptado por Rubén Pereyra|Published: 21.12.21, 14:14
No es muy frecuente que tengamos la oportunidad de ver el «problema palestino» desde un ángulo diferente. Hay un problema. Incluso es un problema muy serio. Pero no tiene nada que ver con Israel. Sí, la Nakba sucedió. La gente fue expulsada. Alrededor de 700.000 residentes árabes de Palestina se convirtieron en refugiados. No estaban solos. Decenas de millones de personas se convirtieron en refugiados durante los mismos años. Entre ellos había aproximadamente 850.000 judíos, algunos de los cuales fueron expulsados, mientras que otros huyeron de países árabes y musulmanes. Una Nakba judía.
Ese fue el resultado de innumerables conflictos, que resultaron en intercambios de población, todos los cuales fueron forzados, en la primera mitad del siglo XX. La poderosa explosión dentro de una instalación de almacenamiento de armas de Hamas en el campamento de refugiados de Burj Shamli en Tiro, Líbano, ilustra este problema. El almacenamiento, cabe señalar, estaba escondido debajo de una mezquita. Y el conflicto no es con Israel.
Israel es sólo una excusa para Hamas y el grupo terrorista libanés Hezbolá. El conflicto es interno. Es entre Hamás, Fatah y otras facciones armadas en otros campos de refugiados. También es un conflicto entre los palestinos y el resto de la población libanesa. ¿Por qué hay un conflicto? Porque los acontecimientos en el Líbano están vinculados con un fenómeno mucho más amplio. Más del 90% de los conflictos en el mundo musulmán no son con el mundo externo. Todas las organizaciones islamistas tienen un enemigo declarado: Estados Unidos, Israel, Occidente. Pero al final los conflictos son entre musulmanes y otros musulmanes. Boko Haram, a-Shabab, los talibanes y la mayoría de las organizaciones yihadistas asesinan casi exclusivamente a musulmanes. Es la autoopresión. El asesinato se dirige hacia adentro.
Los refugiados palestinos en el Líbano son simplemente otro grupo oprimido, como muchos otros grupos étnicos, tribales o religiosos en todo el mundo musulmán. Parece que el mundo está más preocupado por los palestinos que por cualquier otro grupo étnico desafortunado en el mundo. Pero eso es sólo una ilusión. El mundo no está realmente interesado en ellos. Los palestinos sólo interesan al mundo cuando pueden señalar con el dedo acusador a Israel. Por ejemplo, el grupo de palestinos más oprimido del mundo –cerca de medio millón de personas, según UNRWA– es el que vive en el Líbano.
En aras de la precisión, algunos cristianos palestinos lograron a lo largo de las décadas obtener la ciudadanía libanesa. No está claro si se identifican como palestinos en absoluto. Hacerlo sólo puede lastimarlos. Eso deja a los musulmanes sunitas, que representan la abrumadora mayoría de los refugiados palestinos. ¿Cuál ha sido su destino? Cerca del 56% están desempleados, según un estudio que se publicó a finales de 2019, independientemente de la crisis actual en el Líbano, viven con seis dólares al día. El 50% no tiene ni siquiera una capacitación mínima que les permita conseguir un trabajo. Todo eso ha sucedido debido a las decisiones históricas que tomaron los países árabes para negar la ciudadanía palestina.
El objetivo declarado abiertamente era la necesidad de perpetuar su estatus de refugiado para que pudieran continuar sirviendo como un arma en la lucha contra Israel, y para que nunca abandonaran ni por un solo momento su lucha por el «derecho al retorno», para facilitar la destrucción de Israel. El Líbano fue aún más lejos cuando complementó esa decisión con otras leyes draconianas que impiden a los palestinos ganarse la vida en una larga lista de profesiones, restringiéndoles a vivir en campos de refugiados y negándoles el acceso al sistema de escuelas públicas. Dicho en términos más claros: eso es apartheid a todos los efectos.
En el Líbano impiden a los palestinos ganarse la vida en una larga lista de profesiones, les niegan vivir en campos de refugiado y el acceso al sistema de escuelas públicas.
Los árabes que se dirigieron de Palestina al Líbano no eran extranjeros. Comparten el mismo idioma, la misma cultura y la misma religión. Sin embargo, fueron sometidos a un apartheid que estaba anclado en la ley. A pesar de ese apartheid, nunca escuchamos ni vemos ninguna protesta. De vez en cuando, un artículo es publicado por una organización de derechos humanos, pero ahí es donde terminan las cosas. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU nunca ha condenado al Líbano, ni siquiera una vez. Human Rights Watch difundió la afirmación difamatoria de que Israel es un estado de apartheid, a pesar de que las condiciones de los árabes palestinos a ambos lados de la Línea Verde son mucho mejores que las que sufren los palestinos en el Líbano. ¿Y los refugiados? Continuarán almacenando armas en almacenes debajo de las mezquitas en el Líbano, al igual que en Gaza. Todo eso se hace en el contexto de la lucha contra Israel. ¿Y quién paga el precio? Los propios refugiados. Tanto en Gaza como en el Líbano.
Fuente: https://www.ynetespanol.com/global/opinion/article/h1ywzfyoy?utm_source=ynetespanol.com&utm_medium=Share&utm_campaign=facebook&utm_term=h1ywzfyoy&utm_content=Article