Aunque Israel esté lejos, la demonización está cerca

JAI – En las últimas semanas se sucedieron dos eventos en Caracas, la reunión del llamado Movimiento de No Alineados, y luego la del denominado Foro de San Pablo. Antes de ello, la Alta Comisionada para Derechos Humanos de Naciones Unidas, ex Presidenta de Chile Michelle Bachelet había emitido un informe sobre los derechos humanos en Venezuela.

Empecemos cronológicamente por esto último. Bachelet viajó a Caracas y mantuvo reuniones con Maduro y con Guaidó, entre otros. Demoró casi quince días en redactar y emitir públicamente su informe. La expectativa era muy grande, ya que como Presidenta de Chile no había sido muy crítica, por decir lo menos, de las evidentes violaciones legales y humanitarias que asolaban a Venezuela entonces, tan repugnantemente como ahora.

Pero el informe no guardó nada. Su cargo actual no le permite mirar para el costado así como así. La cifra más estremecedora del vasto informe, obtenida por Naciones Unidas, habla de 5.287 personas asesinadas solamente en 2018. A esa cifra, dice el informe, se agregan las redadas nocturnas y la “siembra” de evidencia incriminadora que justifique ejecuciones extrajudiciales de opositores de extracción humilde lo cual ha arrojado 1.569 muertes más, sólo en los primeros cinco meses de este año. Casi 7 mil muertos en lo que va de 2018.

Allí está la realidad. Y allí estuvieron los No Alineados y el Foro de San Pablo para mostrar que no sólo no les importa las ejecuciones masivas en Venezuela, sino que pueden llegar a justificarlas, aplaudirlas, apoyarlas, y en el camino, abrazarse con Hezbollah, y permitir que el sistema del insulto soez instalado por Chávez cuando se dedicaba a vomitar improperios contra gobernantes democráticos, se reeditara con Maduro haciendo escarnio de su ex amiga, ex colega, ex compañera de decenas de reuniones internacionales, y hoy Alta Comisionada de DDHH Michelle Bachelet.

Puede ser que muchos se pregunten cómo puede ser que de 194 países de Naciones Unidas, haya 120 que se reúnan aparte en un grupo que se llama No Alineado. Simplificando definiciones, el Movimiento No Alineado nació hace más de 60 años cuando líderes como Tito en lo que era Yugoeslavia , Nasser en Egipto y Ghandi en India,deciden atraer a todos aquellos que deseaban tomar distancia de la fuerte Guerra Fría y no tan fría entre los bloques de la Unión Soviética y Estados Unidos.

Las muertes sucesivas de Ghandi, Nasser y Tito y la desaparición de la Unión Soviética mantuvieron el nombre, pero el contexto cambió completamente y poco tiene que ver con lo que había sido en su inicio y en otro mundo.

Hoy, cuando los No Alineados dicen que está no alineados al “imperialismo”, parece una broma en medio de un tema muy serio. 
Hoy, el Movimiento No Alineado congrega, entre otros, las dictaduras más feroces y brutales y es un bloque que dirime la división de intereses del Consejo de Seguridad. China y Rusia, con la sociedad de Irán y Turquía, son el liderazgo de este grupo para enfrentarse con el bloque occidental.

La reunión resolvió proponer a Venezuela como miembro del Consejo de DDHH de ONU. Linda respuesta “ no alineada”al informe de Bachelet. 

Y como no podía ser de otra manera, la reunión le dio la palabra al Canciller palestino Riad Al Maliki para que este pudiera decir (y ser aplaudido) que “Israel y Estados Unidos están librando una guerra criminal e ilegal, económica y política en contra del pueblo de Palestina, lo que involucra una amenaza mayor a la paz y la seguridad internacional ante la cual los países deben reaccionar”.

Ya que la oportunidad era más que propicia para poner cara seria y apoyar las dictaduras, la ilegalidad, y las violaciones a los derechos humanos, el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Ryabkov, llamó a las naciones a blindarse ante los abusos de EE.UU., y defendió “la democracia en Venezuela”. 

Maduro quedó muy reconfortado. Logró apoyo de potencias que integran el Consejo de Seguridad para enfrentar un contundente informe que demuestra que él y sus cómplices son asesinos que deberían comparecer en la Corte Internacional de La Haya por crímenes de lesa humanidad.
Logró que esas mismas potencias y sus corifeos destruyan aún más al Consejo de Derechos Humanos incluyendo a Venezuela como otro miembro impresentable más.

Logró que se estableciera que la culpa de todo lo que pasa en Venezuela es de Estados Unidos. No del actual Presidente. De Estados Unidos. Desde siempre y para siempre. Nada sobre injerencia de Cuba, China, Rusia, Turquía, nada sobre presencia permanente de Hezbollah.

Y abrieron las puertas, para que el representante de la Autoridad Palestina pusiera en el foco de atención que las maldades del mundo provienen de Estados Unidos, y por supuesto también de Israel.

Tanto en la reunión de los Alineados como pocos días después en el Foro de San Pablo, ambas en Caracas, la fobia anti Israel no podía quedar afuera. La izquierda latinoamericana que forma el Foro de San Pablo no acepta Medio Oriente sin la demonización de Israel y la canonización de Hezbollah y Hamas. 

En los No Alineados, Turquía e Irán encuentran espacio propicio para esparcir la incitación al odio antijudío, e Irán para defender a su escudo armado Hezbollah que campea tranquilo por Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Cuba, y como se ha revelado en estos días, México también.

Israel queda lejos de Caracas. Pero no importa. Los llamados países No Alineados la trajeron varias veces como ya dijimos. Aunque pareciera que no fuera más que incitación reiterada, banalizadora constante de la realidad y de la inteligencia de los demás. Pero no seamos incautos. Es la incitación incansable de Turquía, de Irán. Una incitación que va mucho más lejos. Por ella, el 18 de julio conmemoramos 25 años del atentado a la AMIA.

Y por ella estamos en riesgo constante y permanente, mientras unos aplauden y otros callan: ambos por convicción, porque tengamos bien presente que el silencio es una forma perversa de complicidad y acción por omisión.

Y por ella estamos en riesgo constante y permanente, mientras unos aplauden y otros callan: ambos por convicción, porque tengamos bien presente que el silencio es una forma perversa de complicidad y acción por omisión.

Eduardo Kohn

Fuente: http://www.radiojai.com/rj/noticom.php?cod=13854