La ministra de Desarrollo Internacional de ese país afirmó que su gobierno comenzó una investigación acerca de la incitación al odio en los libros de texto que produce la agencia de la ONU para los refugiados palestinos. Una presentación de igual carácter hizo Australia la semana pasada.
Itamar Eichner – Adaptado por Adrián Olstein|Published: 01.02.21 , 16:19
El Gobierno de Canadá anunció que dio inicio a una investigación contra la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés) a raíz del contenido violento que se incluye en los materiales de estudio que produce. Al mismo tiempo, el Reino Unido confirmó que la UNRWA había escrito, producido y distribuido materiales que incitan al odio y declaró haber planteado el problema a la agencia. Días atrás, IMPACT-se, un observatorio para la paz y la tolerancia cultural en la Educación, que analiza el contenido de los libros de texto en todo el mundo, publicó un informe respecto del material educativo de la UNRWA. En él se da cuenta de que los textos producidos para el estudio a distancia durante la pandemia de coronavirus, distribuidos a más de 300.000 estudiantes, incluyen contenido de odio, incitación a la violencia, glorificación de terroristas, libelos de sangre y eliminación de Israel de los mapas.
La ministra de Desarrollo Internacional de Canadá, Karina Gould, anunció que su gobierno investiga cómo fue el proceso por el cual la UNRWA produjo, imprimió y distribuyó materiales didácticos que promueven el odio y la violencia. Gould afirmó que se comunicó de forma directa con el comisionado general de la agencia, Philippe Lazzarini, y condenó el uso de estos materiales que violan de manera flagrante los valores de la ONU donde se promueven los derechos humanos, la tolerancia, la neutralidad y la no discriminación.
La ministra afirmó también que se dirigirá personalmente a otros colegas “de la comunidad internacional” para discutir este tema. Canadá es un contribuyente significativo de la UNRWA, que pasó de aportar 14 millones de dólares en 2019 a 20 millones en 2020. Se trata de la segunda investigación oficial contra la agencia de la ONU en el último mes por este asunto. La semana pasada el gobierno australiano, otro país que aporta al desarrollo de la agencia, informó que había abierto su propia investigación respecto a los materiales didacticos producidos por la UNRWA. En Reino Unido, el tercer donante más grande de la agencia, que el año pasado hizo su aporte por 64 millones de dólares a la organización, el ministro de Asuntos de Medio Oriente, James Cleverly, confirmó los hallazgos del observatorio IMPACT-se y afirmó que el Reino Unido había planteado el problema a la UNRWA.
Tras una serie de publicaciones en torno al informe de IMPACT-se, la semana pasada la UNRWA suspendió el acceso público a su material de estudio que estaba disponible en su sitio web oficial desde marzo del año pasado y declaró que el material sería transferido a una plataforma segura.
Lazzarini admitió que la agencia produjo y distribuyó contenido «inapropiado» a más de 300.000 estudiantes que asistían a las escuelas de la agencia al comienzo de la pandemia y agregó que la situación ya fue corregida con la distribución de nuevo material que cumple con los valores que promueve la ONU. Sin embargo no proporcionó evidencia ni explicó de qué forma se sacaría de circulación el material ya difundido. El informe de IMPACT-se revela que en los materiales de estudio de la UNRWA se llama a los niños a «defender la patria con sangre», se elogia a los terroristas como modelos a seguir y en un ejercicio de escritura enfatiza el «perfume que emana el cuerpo de un mártir». El material difunde además libelos de sangre conspirativos contra Israel, a la que acusa de arrojar desechos radiactivos que causan enfermedades en tierras palestinas, liderar una «operación concertada» para «robar antigüedades palestinas» e intentar incendiar la mezquita de Al-Aqsa. Los materiales borran sistemáticamente a Israel de los mapas. El director ejecutivo de IMPACT-se, Marcus Sheff, expresó: “Con los resultados de nuestra investigación, los países que aportan a la UNRWA y aquellos que consideran financiar a la agencia tienen derecho a realizar una revisión de los materiales del estudio y evaluar si sus fondos están siendo utilizados para difundir el odio”. El vicepresidente de IMPACT-se, por su parte agregó: «No hay razón para que la UNRWA oculte al público los libros de texto que produce de forma independiente. Desafortunadamente la agencia se niega de manera constante a publicar esos materiales y revelar los métodos exactos que utiliza para combatir la incitación. La falta de transparencia da cuenta a las claras de que se trata de una mentira”.
Fuente: https://www.ynetespanol.com/actualidad/mundo-judio/article/B1lL3iBxO