Con el caso del avión iraní en Argentina, hay quienes recuerdan en carne propia el peligro de Irán

Daniel Carmon, años atrás, en la ONU, como parte de la representación oficial de Israel

por Ana Jerozolimski / Publicado el 14 de Junio de 2022 a las 07:36

Continúa sin resolverse el misterio del avión venezolano iraní parado en Argentina, al que Uruguay no permitió entrar en su espacio aéreo días atrás, y la gran sospecha se refiere por cierto a planes relacionados al terrorismo internacional  promovido por Irán, con ayuda de su aliado, el gobierno de Maduro en Venezuela.

Lo analizaremos por separado. Pero ahora, aquí, nos limitamos a señalar que esto es sin duda una señal de advertencia respecto al peligro iraní en Sudamérica. ¿Qué hacía  a bordo un miembro de la fuerza Al Quds de las Guardias Revolucionarias de Irán, responsables del terrorismo fuera de su país?

Hay quienes vivieron en carne propia ese peligro. Por eso, volvemos a compartir la entrevista que realizamos meses atrás a Daniel Carmon, que era el cónsul de Israel en Argentina tanto cuando el atentado contra la Embajada en 1992 como cuando la bomba en a AMIA. Él mismo resultó herido en el primero de los dos atentados, y perdió en él a su esposa Eliora, de bendita memoria.

Aquel 17 de marzo de 1992, el Cónsul de Israel en Argentina Daniel Carmon estaba en su oficina en la embajada reunido con dos personas, en una jornada normal de trabajo. Su esposa Eliora se hallaba en ese momento en su propia oficina en otra parte de aquel singular edificio ubicado en Arroyo y Suipacha. La rutina era que finalizada la jornada de trabajo, se reunirían con sus 5 hijos en su casa. Pero el terrorismo cambió todo. A las 14.45 horas, una camioneta repleta de explosivos estalló a la puerta de la embajada de Israel, mató a 29 personas y dejó a más de 260 heridos. Entre las víctimas, había 4 diplomáticos israelíes  y 25 ciudadanos argentinos. 

Los 4 israelíes muertos en la explosión: David Ben Rafael, Eli Ben Zeev, Eliora Carmon y Zehava Zehavi

Daniel Carmon resultó herido, perdió el conocimiento y recién en el hospital-no inmediatamente después del atentado-se enteró de la muerte de su esposa Eliora.

Poco antes de partir hacia Buenos Aires a participar en los actos conmemorativos del 30° aniversario del atentado terrorista, Daniel Carmon nos concedió esta entrevista.

P: Dani , usted está viajando a los actos, no por primera vez, y ahora son 30 años ya de aquel atentado terrorista. Quien perdió a un ser querido no precisa una fecha redonda para conmemorar, pero tiene un simbolismo ¿no?

R: Claro que hay un simbolismo. Y uno precisa un ancla del que agarrarse. Y nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores hace ya varios años que organiza una delegación, en general cada  5 años. Así que cada 5 años estamos allí, una delegación de las familias de duelo y de los heridos.

P: Y usted fue ambas cosas.

 R: Sí, pero mis heridas fueron leves. Hubo heridos muy graves. Y ahora vuelven a Argentina.Y yo viajo con sentimientos encontrados. Para mí Buenos Aires es una ciudad maravillosa y maldita al mismo tiempo. Pero más allá de todas las palabras grandiosas sobre lo que esto significa, yo personalmente viajo más que nada para encontrarme con quienes trabajaron conmigo en la embajada. Claro que los actos son importantes, muy importantes en realidad.Y en las ceremonias, yo quiero ser solidario con Argentina, pero quiero que sea solidarios también conmigo. 

P: Hay aquí evidentemente dos direcciones.

R: Así es.Quiero transmitir un fuerte mensaje de solidaridad, de cercanía. A veces uno se olvida que el atentado colocó a Argentina, a Israel y al mundo judío del mismo lado. No hay aquí dos lados diferentes. El golpe fue a la Embajada de Israel y a Argentina, como país, también por cierto a Israel, la comunidad judía. Y por todo esto, para mí el viaje es emocionante. Es un viaje de recuerdo y de solidaridad. Y espero que en los actos recordatorios haya muchos jóvenes. Esa es la respuesta ¿no?

P: Sin duda, que se sigue adelante. 

R: La vida es la respuesta, sin duda también a un hecho de tal magnitud como aquel atentado. Hay que tener bien presente que el terrorismo no se fija a quién mata. Atacó a quienes estaban en la embajada en ese momento, los israelíes porque trabajaban allí, argentinos judíos que también trabajaban en la embajada y también muchos otros argentinos, incluyendo gente de la iglesia de enfrente. Nadie se fijó a quién mataría la bomba, porque el terrorismo no tiene fronteras.

Impunidad

P: Usted dice que usted está del mismo lado que Argentina y por eso también quiere expresar solidaridad. Por otra parte ¿considera que los gobiernos argentinos desde entonces son dignos de confianza en todo lo que se refiere a la investigación del atentado y la necesidad de hacer justicia? Nadie pagó por el crimen, no se llegó a nada. ¿Cómo se siente al respecto?

R: No quiero entrar en todos los detalles del tema, algunos de ellos relacionados a la política. Lo que yo sé es que hay un país  responsable del atentado , Irán, hay quien lo cometió, la organización terrorista Hizbala que lo hizo en nombre de Irán y hay quien debería haberlo investigado. Fue cometido en territorio argentino y Argentina decidió que la investigación estaría a cargo de la Surpema Corte de Justicia, que según lo que yo sé, no avanzó en esa investigación. No sé  a qué se debe. Entiendo que encomendaron el tema a la Suprema Corte porque la embajada es exterritorial, formalmente territorio de otro país, y la ley de Argentina no permite en ese caso que investigue un juzgado común, como se hizo en el caso del atentado contra la AMIA.

P: Pero Israel sí investigó y llegó a conclusiones.

R: Así es. Israel investigó y las conclusiones fueron claras, como ya las dije. Irán y Hizbala. Y con los años, el cuadro se aclara más y más. Algunas partes del mosaico aún faltaban y quizás también hoy faltan unas pocas, pero el cuadro general es muy claro. Imagino que Argentina no estaba preparada para un atentado así, porque ¿qué tiene que ver con el terrorismo de Oriente Medio? Y quizás tampoco tiene la capacidad de investigar algo así…no lo sé. La verdad, no lo digo siquiera como crítica, sino señalando un hecho. 

P: ¿No cree que quizás no hubo suficiente voluntad?

R: No lo sé, la verdad, no lo sé. Hay mucha política alrededor. Jueces que cambiaron, todo tipo de cosas. Pero la verdad es que eso me interesa menos, y lo que más cuenta es quién dio la orden y quién lo llevó a cabo. Y la respuesta a eso es Irán y Hizbala. Y ya está.

P: Aunque está claro que sin colaboración local no lo habrían logrado.

R: Pero puede que quien le alquila una casa a un terrorista, no sabe que es terrorista. O cuando le dice a uno que le compre una camioneta, no le aclara por cierto que es de Hizbala. Quizás quien vendió la camioneta no tenía ni idea. Ni el que la compró. Que no sabían para qué era, que era para perpetrar un atentado. Por eso me interesa menos entrar en las historias locales argentinas Y no es porque sea diplomático, aunque ya esté retirado, sino porque realmente no lo sé. Creo que lo más importante es que tanto Argentina como cualquier país que tiene algo que ver con Irán, entienda que el peligro de Irán no es sólo el tema nuclear del que tanto se habla hoy, sino el terrorismo que fomenta.

P: Que financia, promueve, apoya en todo sentido.

R: Por supuesto.La desestabilización que logra apoyando a terroristas en distintas partes.Dicho sea de paso, en dos atentados , la Embajada y la AMIA, mataron a más de 100 personas…y para mí, es un solo atentado. Dos piezas de un ataque. 

P: Y siempre se habla del tercero en camino…

R: ¿Y quizás hubo ya un tercero que fue frustrado a tiempo? No puedo estar seguro que no. Y por eso, no importa quién compró la camioneta, que quizás ni sabía para qué era.Lo central es que todos tengan claro que los responsables fueron Irán y Hizbala. Y debemos recordar  que tal como yo solía decir cuando era parte de la delegación israelí en las Naciones Unidas, que Irán no sólo desmiente el Holocausto sino que prepara uno nuevo. Claro que el atentado contra la Embajada de Israel no fue un Holocausto, pero para Irán, fue parte de la guerra cuyo objetivo es erradicar a Israel de la faz de la Tierra.

Daniel Carmon, años atrás, en la ONU, como parte de la representación oficial de Israel

Entre el duelo personal y la condena

P: ¿Cómo influye en el lidiar con el duelo personal el hecho que los responsables continúan impunes  y más aún, siguen haciendo terrorismo? 

R: Mira, también si yo no fuera parte de una familia de duelo que perdió a un ser querido, me exasperaría ver que a Irán sus crímenes le salen tan baratos. ¿Cómo puede ser que Irán sea miembro de una comisión de la ONU dedicada supuestamente a los derechos de las mujeres? 

P: Patético es decir poco.

R: En Irán no existen los derechos de las mujeres. Un país que viola constantemente los derechos humanos, está en marcos internacionales que pretenden determinar políticas en ese tema al mundo. Un país que pone en peligro la paz, la estabilidad, se prepara siempre para nuevos atentados , no pagó por sus crímenes. Y es terrible que algunos piensen que esto es solamente un problema de Israel y quizás algunos países del Golfo. Es un serio problema. Y realmente esto no tiene nada que ver con mi duelo personal.

Actitud ante la vida, seguir adelante

P: Dani, usted logró formar una nueva familia, se casó de nuevo  y con su nueva esposa trajo al mundo otra hija. Los cinco hijos que tuvo con Eliora, perdieron a su madre. ¿Cómo ha logrado combinar el empuje hacia adelante, para seguir viviendo, la lucha por Israel en la arena diplomática en distintas partes del mundo, también en la ONU, con la necesidad de lidiar con una pérdida irreversible?

R: La pérdida se sigue viviendo día a día, a pesar del tiempo que ha transcurrido.Es parte de nosotros, vivimos con eso. Después del atentado vinimos a Israel, para dar sepultura a Eliora. Y un mes más tarde, decidí que vuelvo a Argentina con mis hijos, para continuar con mi misión diplomática. Pero  ese fue  sólo la razón profesional. Y en realidad uno de los motivos principales de mi decisión fue que los niños continúen con la vida que tenían en Argentina, donde estaban desde hacía 3 años, con todo lo que ello significa en cuanto a amistades y círculos de actividad. Me pareció que sacarlos de eso sería asestarles otro golpe. Eran niños chicos. El mayor tenía 12 años y la menor tenía sólo 2. Pensé que lo mejor para ellos sería seguir con la vida que conocían en Argentina, por el tiempo que restaba hasta el fin de mi trabajo. Consideré que eso les daría cierta estabilidad. Y puedo decir claramente que no me equivoqué. 

P: Qué gran cosa sentirlo así, luego de haber tomado una decisión tan difícil.

R: Así es.Desde el punto de vista profesional, también sentí que necesitaba reconstruir la Embajada, ocupar a aquellos que habían resultado heridos al igual que yo, o perdido a seres queridos. Y creo que yo mismo lo necesitaba, no sólo por los demás. Y realmente, con los años, vi en mis hijos que pudieron seguir adelante. Lograron insertarse bien y seguir avanzando. Ya no son niños, tengo un hijo de 42 años.

Los cinco hijos de Dani y Eliora Carmon en una foto de hace varios años

P: Qué bueno poder sentir que los ve bien.

R: Así es. Realmente son chicos exitosos, algunos de ellos ya formaron  sus famillias, son extraordinarios. Su madre estaría orgullosa de ellos si los viera. Con Eliora tuvimos cinco hijos y ahora tengo una sexta hija que dentro de tres meses se enrola ya a su servicio militar obligatorio.

P: O sea que ya tiene 18 años…ese es un momento muy especial en la vida de todo joven israelí. Le deseo que tenga mucho éxito.

R: Muchas gracias. Realmente, te diré que toda la vida traté de separar las cosas . En la mayoría de los casos lo logré. A veces no. Me refiero a la separación entre lo profesional y lo personal. A veces se encuentran, como en esta entrevista. Durante mucho tiempo , varios años, no acepté dar entrevistas porque quería vivir con la mayor normalidad posible dentro de lo anormal de la situación. Y durante cierto tiempo, lo logré, aunque hubo momentos en los que renuncié a ese intento de separar las dos cosas. Es sé que de fondo hay cosas que no puedo descifrar totalmente. Yo no sé qué piensa gente que se me acerca y me saluda, inclusive gente que trabajó conmigo o interactuaba conmigo por distintas razones, o sea gente que conoce la historia…no sé qué piensan cuando hablan conmigo.

P: Ahora con ese comentario me ha hecho acordar de una entrevista que hice hace muchos años al Dr. Itzjak Aizenman, oriundo de  Colombia, que hace muchos años perdió a su hija mayor Gal, una niña, en un atentado terrorista suicida en Jerusalem. La niña venía de una fiesta en su jardín con su abuela, que también murió. Lo entrevisté poco después del atentado y también un año más tarde, y me habló de las etapa del duelo que va cambiando de forma, y también de lo que él notaba, de gente que lo veía en la calle y cruzaba a la vereda de enfrente, no por mal, sino porque no sabían cómo lidiar con su situación, qué decirle, sabiendo la tragedia que había sufrido.

R: Lo entiendo perfectamente. Y justamente te diré que otra de las razones por las que volví a Argentina apenas terminó el mes de duelo, fue para no estar en una situación en la que la familia viene cada dos días a traerme milanesas.

P: Entiendo bien a qué se refiere.

R: Con buena intención, de más está aclararlo. Pero yo no decidí que no sería el pobrecito de la familia al que todos tienen que consolar. Durante dos o tres semanas después del atentado, está bien, es comprensible, pero luego uno siente la necesidad de decir “déjenme respirar”. Y me dejaron. Me entendieron. Y seguimos adelante. Y cada uno siguió su camino en la vida, fueron al ejército, a la universidad, trabajan bien…

P: Y todo, gracias a una gran fortaleza emocional.

R: Así es.

El momento del atentado

P: Dani, una pregunta, para terminar, que si no quiere responder, no responde. ¿Recuerda el momento mismo del atentado? ¿En qué se piensa primero? ¿Y lo primero fue buscar a Eliora?

R: No, para nada, porque perdí el conocimiento.Yo estaba en mi oficina en medio de una reunión con dos profesionales con los que tenía que tratar un tema. Una contadora y el arquitecto de las reformas que estábamos haciendo en ese momento. Teníamos que ir a un lugar para ver algo específico de esos trabajos pero yo pedí demorarnos por algo. Y está claro que de no ser por eso, hoy no estaríamos hablando, ya que el sitio al que debíamos ir fue donde hubo el peor daño.   Entonces resulta que nos quedamos en mi oficina. Y fue la explosión. Yo no recuerdo el estruendo del estallido, pero sí recuerdo el silencio, el silencio que grita al cielo, inmediatemente después.

P: Siempre se dice que en los atentados, inmediatamente después de la bomba, por unos segundos, lo primero es un terrible silencio sepulcral.

R: Así es. Exacto. Recuerdo pues el silencio en el edificio, que estimo habrá durado medio minuto, un minuto, no más.

P. Y después empieza la locura de las búsquedas, los heridos, los intentos de rescate.

R: Así es. La gente que empieza a salir de distintos lados. A nosotros se nos cayó el techo encima. Muchos vidrios se me incrustaron en el cuerpo, pero mis heridas eran leves, aunque sí perdí la vista en ese momento. El arquitecto que estaba conmigo resultó muy gravemente herido. Hoy está bien. Yo estuve varias horas, quizás un día entero, inconsciente.  Sí recuerdo cuando me sacaron del edificio. Me colocaron en una camioneta…recuerdo que  estaba como tirado allí y que me llevaron al hospital. Eso sí lo recuerdo. 

P: ¿Y cómo fue el despertar?

R: Recuerdo que fue un momento crítico. Vi a mi lado a dos amigos de Israel, uno de ellos originalmente de Uruguay, Victor Harel. Víctor estaba de visita allí. Alguien preguntó “¿cómo se les avisa a los niños?” y yo dije que por supuesto yo les diré, pedí que los traigan y que yo les contaré lo que pasó. Sólo yo puedo contarles, lo dejé en claro. Me los trajeron, me parecían pequeños patitos….me supongo que algo ya entendían, porque algunos de ellos no eran tan chiquitos. Habían estado dos días en la casa de amigos a los que habían llevado a todos los niños israelíes. Pero de a poco se habían ido llevando a los demás niños y ellos quedaron para el final porque yo estaba en el hospital. Pues llegaron…y les conté lo que había ocurrido. Y uno o dos días más tarde, viajamos al funeral, en Israel.

P:  Recuerdo su foto Dani, cuando llegó….tenía  algo para las heridas en el cuello y lentes de sol.

Dani Carmon y su hija menor Ayala, al llegar a Israel después del atentado

R: Así es, cierto, exacto.Y ahora ya son 30 años. Es estremecedor pensarlo.

P: Y la vida sigue, no hay otra.

R: No hay duda ninguna al respecto.

P: Y desde entonces, Israel continúa luchando, y aún no es suficientemente comprendido.

R: Así es. Pero creo que dentro de todos sus desafíos , con los problemas yla política, Israel logra bastante bien hacer lo que debe, y hasta sirve de mediador entre Rusia y Ucrania. 

P: Se ha hecho su lugar, en medio de la adversidad.

R: Así lo creo.

P: Muchísimas gracias por su tiempo y por haber compartido conmigo todo esto.

R: A ti.Ana Jerozolimski
(14 Junio 2022 , 07:36)

Fuente: https://www.semanariohebreojai.com/articulo/5823