por Ana Jerozolimski / Publicado el 8 de Junio de 2019 a las 13:15
Sodastream, en el sur de Israel, ejemplo de convivencia entre judíos y árabes.
Esta fábrica israelí, ubicada en el desierto del Neguev, junto a la ciudad beduina de Rahat, es una combinación singular de buen negocio e ideales. Bajo la gerencia general y el liderazgo idealista de Daniel Birnbaum, Sodastream-que hace soda por cierto-, esta singular compañía se autodenomina “La Isla de la Paz”.
Pero no es un invento efectista para tener buenos titulares, sino una realidad diaria entre sus 2.000 trabajadores, entre los que hay israelíes y palestinos, judíos, árabes musulmanes, cristianos, beduinos, un druso, nativos del país de distintas religiones, y nuevos inmigrantes tanto de la ex Unión Soviética como de Etiopía y América Latina, entre otros lares. De la ciudad vecina de Rahat y varias aldeas aledañas llegan diariamente a trabajar en Sodastream 500 beduinos, entre ellos 200 mujeres. De Cisjordania llegan 120 palestinos.
Todos trabajan en absoluta igualdad de condiciones, con salarios que dependen únicamente del cargo al que se llega, lo cual es función de la destreza y responsabilidad en el trabajo. Hay secciones dirigidas por judíos y otras por árabes. Todo depende de la forma de trabajar y los años en la empresa.
Hay mucho para contar sobre esta compañía que recientemente fue comprada por 3.200 millones de dólares por Pepsico, en la que los trabajadores suelen destacar que aquí, son “una familia”.
Pero primero, los invitamos a acompañarnos a disfrutar como nosotros lo hicimos hace pocos días personalmente, del singular evento organizado por Sodastream en honor a sus trabajadores musulmanes, la cena de Iftar (que pone fin cada anochecer al ayuno diario durante el mes del Ramadan).
Fue una noche emocionante, organizada en todos sus detalles sobre el valor de la igualdad y el mutuo respeto. La parte artística estuvo a cargo de cantantes judíos y árabes (Kitría, Hitam Agashei y Bat-Ela), además de un coro de los propios trabajadores, y hasta el postre fue concebido conjuntamente por el chef Segev Moshe y su colega Jalal Salem.
En medio de la multitud pudimos ubicar inclusive a trabajadores sudamericanos, que compartieron con nosotros el resumen de su experiencia trabajando en el lugar, como Mirta Srur, oriunda de Argentina.
Sodastream es sin duda un mosaico. Y esa noche singular, todos se reunieron en honor a sus compañeros musulmanes, por iniciativa de la propia dirección de la fábrica.
Debido a la ocasión, se invitó al Imam Sharif Abu Hani a recitar unos versículos del Corán y luego también, al caer el sol, a pronunciar la plegaria que pone fin al ayuno. Una de las empleadas en el lugar ,Rajel Cohen, lo invitó a subir al escenario.
En el multitudinario evento, en muchas mesas se mezclaban los trabajadores de distintos sectores . Lo determinante no era la religión de cada uno sino quiénes eran sus compañeros más cercanos trabajo.
Y desde el escenario, en vivo, los emotivos testimonios de funcionarios a distintos niveles. Habló un joven judío, cuyo nombre no alcanzamos captar, que contó abiertamente cómo Sodastream le dio la oportunidad de iniciar una nueva vida cuando salió de la cárcel tras cuatro años preso. Hoy es director de una sección y tiene 44 personas a su cargo. “Yo desde los 12 años estoy fuera de mi casa. Y acá, al fin, tengo una familia, así me siento cada día al llegar”, contó.
Y Shadi Abu al-Hawa, palestino, quien contó sobre lo singular de trabajar dignamente, todos juntos, árabes y judíos, en plena igualdad de condiciones, y lo mucho que le costó el año y medio que no pudo hacerlo. A raíz del traslado de la fábrica al Neguev, de su sede anterior en Mishor Adumim, un asentamiento en Cisjordania, los trabajadores palestinos perdieron sus puestos porque el gobierno no autorizó de inmediato la emisión de permisos para que entren al Israel soberano a trabajar. Fue la insistencia y perseverancia de Daniel Birnbaum lo que logró revocar la decisión, consiguiendo finalmente gran parte de los permisos.
Y Munira Abdel Qader de Rahat, madre de 10 hijos, que cuenta el orgullo que siente por ella y su familia, por sus responsabilidades en Sodastream.
Y el emotivo saludo del ex diputado Shakib Shanan, druso, que hace dos años perdió a uno de sus hijos, policía, asesinado junto a un compañero, por un terrorista, mientras montaba guardia en el Monte del Templo en Jerusalem. Y del Alcalde de Rahat Talal al-Karnawi. Y tantos más.
Y lo central, escuchar el mensaje del Gerente General Daniel Birnbaum. Tras destacar lo que significa Sodastream para él, por los valores en los que se trabaja, tras explicar el significado del Ramadan y del concepto de “nur”, o sea luz, en el mes sagrado del Islam y asegurar a sus trabajadores que “ustedes son los que dan aquí luz”, invitó al escenario a un grupo de niños, todos vestidos de blanco.
“Son los hijos de nuestros trabajadores, que fueron invitados como representantes de la generación joven. Quiero pedirles que suban al escenario, a nuestros niños”, dijo Birnbaum. “Llegaron aquí al mediodía y se encontraron en Sodastream, niños palestinos, niños beduinos, israelíes, niños encantadores que antes no se conocían. Los palestinos nunca habían conocido un niño israelí y los israelíes estimo que nunca habían visto un niño palestino”.
“Y aquí estamos todos juntos”- dijo Birnbaum. “Es muy importante que la generación joven sepa que podemos vivir juntos, que todos somos seres humanos”.
Y dirigiéndose a los niños, agregó: “Vuestros padres son héroes, ellos ya hicieron paz y ahora ustedes, son soldados en el ejército de la paz. Inshala, ojalá, que esta luz llegue a todo el mundo”.
Agregó la plegaria que es de hecho un pedido al Topoderoso a hacer la paz, agregó “por nosotros y nuestros hijos” , pidiendo que traiga la paz «al mundo entero» y finalmente preguntó a los niños si alguien quiere decir algo.
El niño israelí Yoav y la niña palestina Ritaj, tomaron la palabra.
“Shalom, quiero presentarles a una nueva amiga que conocí hoy aquí en Soda”, dijo Yoav. “Es Ritaj, tiene 11 años, es palestina de la aldea Sawahra”.
“Shukran (gracias) Yoav, shukran Daniel” dijo Ritaj. “Daniel, quiero agradecerte por la oportunidad de tener contigo esta cena para finalizar nuestra ayuno en el mes de Ramadán.”.
Y agregó: “Todos nosotros estamos muy felices de poder encontrarnos con otros niños, israelíes y palestinos , para construir un puente de paz juntos. Mi padre Ali trabaja aquí haciendo soda, pero me ha dicho que este es un lugar en el que lo que se hace diariamente es paz”.
Con mucha gracia, Yoav se dirige al Gerente General que aún estaba sobre el escenario y le pregunta: “Daniel , la sorpresa ¿ahora?”. Daniel acepta sonriente y Yoav agrega:
“Tenemos un mensaje de parte de nosotros, los niños que estamos aquí y vemos cómo se vive en paz. Queremos que todos sepan que la paz es posible, los niños de Israel, niños palestinos e inclusive niños de Gaza. Nosotros, los niños , no perdemos las esperanzas”.
Birnbaum también tenía un mensaje directo, explícito, a los gobernantes, que según afirmó, deben aprender de todos sus trabajadores, que logran vivir en paz,
“Nuestros líderes deben aprender de ustedes, aprender a hablar en idioma del amor y no del odio, deben aprender a hablar en el idioma de la luz y no de la oscuridad. Deben aprender a hablar y actuar con el idioma del heroísmo, no del temor.
Este es el momento, ahora, hoy, no mañana. Este es el momento. ¿Qué estamos esperando?
Nuestros líderes deben empezar a manejar el futuro, no el conflicto.
El conflicto se maneja solo. No precisamos grandes líderes para manejar el conflicto. Eso es fácil. Necesitamos héroes para manejar el futuro. Y es posible. Se puede hacer las cosas distinto. Hacer la paz.
Lo oímos de Shakib Shanaan , de Talal el Karnawi, de nuestros trabajadores, de Yaniv Abu Hatzera director de la fábrica…Ni uno de los que habló dejó de decir que hay esperanza y es posible vivir en paz.
Y ustedes son la prueba viva y efervescente de que es posible. Porque aquí, ustedes todos los días fabrican paz y de paso….fabrican soda. Todos los días, no sólo hoy”.
Para que el mundo todo conozca esta realidad, Sodastream comenzó recientemente a imprimir junto a sus productos la bandera de Israel con un mensaje de coexistencia : “Este producto es producido por judíos y árabes que trabajan juntos en paz y armonía”. La compañía vende 50 millones de productos en 46 países del mundo.
Y así lo transmiten en el “himno” de Sodastream: “Burbujas de paz”.
Nada mejor que esta canción para acompañar el mensaje central de la noche.
Al terminar los discursos y lanzarse la parte artística, se dio de forma natural una dinámica que había que verla, porque es difícil de describir.
Y también, claro, mucha energía y diversión, entre compañeros de trabajo judíos y árabes, sin distinción.
Una noche que permite no perder la esperanza.
Ana Jerozolimski
(08 Junio 2019 , 13:15)