POR REDACCIÓN RADIO JAI HACE 6 HORAS EN COLUMNISTAS
Por Eduardo Kohn
Hace 62 años hay una dictadura comunista en Cuba. La dictadura no se proclamó marxista leninista mientras enfrentó a la dictadura fascista de Fulgencio Batista. Fidel Castro se proclamó como marxista leninista una vez que tomó el poder, fusiló sumariamente a miles que calificó rápidamente de enemigos, inventó que estaba haciendo una revolución, todos los poderes (ejecutivo y judicial fundamentalmente) se los quedó para sí, y vendió su isla a la Unión Soviética, muy feliz de recibir otra dictadura como las que atenazaban Europa Oriental en un continente diferente. Por motivos que la historia aún tendrá que analizar con seriedad cuando tenga una distancia prudente con los hechos, los movimientos de izquierda latinoamericanos, se abrazaron a Cuba y sesenta años después lo siguen haciendo entre la ignorancia de la realidad y la complicidad de la admiración por el totalitarismo.
Hace 11 años, en 2010, Fidel Castro proclamaba en uno de sus discursos de entre 10 y 15 horas que había que escuchar bien quietitos y aplaudiendo, so pena de pagar con cárcel y torturas la desobediencia de no aceptar insolarse, que “Israel odia tanto a los palestinos que en cualquier momentos los va a asesinar a todos en hornos crematorios como los nazis hicieron con ellos”. Ya que estaba, Castro agregó que la bandera de Israel debía ser una cruz gamada, y culminó esta sección de rancio antisemitismo diciendo que Cuba había recibido a los judíos de brazos abiertos, “no como Batista que intentó devolver un barco lleno de judíos a la Europa nazi”. Fidel Castro no era un ignorante, pero cuando el odio es grande, la mente a veces se nubla (en especial hablando tantas horas) y no sólo se dan mensajes repugnantes sino también se dicen mentiras.
El gobierno cubano como todos sabemos no recibió al buque Saint Louis, y la mayoría de sus pasajeros al tener que regresar a Europa cayeron en la matanza de la Shoah. Claro, nadie le dijo entonces a Fidel que estaba inventando. Y por otra parte, once años después, en vez de hornos crematorios (difamación asquerosa banalizando el Holocausto) hay terroristas que sí tienen designios hitlerianos, ya que Hamas tiene como objetivo exterminar a todo judío que viva en la Tierra.
Hace apenas seis años, y siguiendo la prédica de Fidel y Raúl Castro, el único periódico (difícil llamarlo así) cubano Granma, escribía textualmente: ”Tras la Segunda Guerra Mundial, la decisión de las nacientes Naciones Unidas de partir en dos a Palestina, y habilitar dos Estados, uno para los hebreos (14 000 kilómetros cuadrados) y otro para los árabes (11 500 kilómetros cuadrados), y una zona bajo control internacional que debía atender a Belén y a Jerusalén, nunca fraguó. El expansionismo sionista, alentado principalmente por Washington, caracterizó desde entonces la actuación del Estado de Israel, que ha hecho caso omiso a los dictados de la comunidad mundial. Los sionistas les aplican a los palestinos la misma receta que los nazis les aplicaron a los suyos”.
O sea, desde la decisión de la ONU de 1948, no pasó nada. Ni los árabes no aceptaron la decisión dela ONU e invadieron Israel, ni guerra de 1956, ni Guerra de los Seis Días, ni Guerra de Iom Kipur, ni terrorismo palestino que voló aviones, ciudades, masacró atletas israelíes en Múnich, ni Hamas, ni nada. Siguiendo la línea de banalización de la Shoah, y de fabricar relatos aptos para dictaduras y silencios disidentes absolutos, al igual que Fidel en 2010, Granma hizo la abominable comparación con el nazismo.
Los Castro implantaron la dinastía el 1ro de enero del 1959. El último de la dinastía directa, Raúl Castro, abandonó el trono 62 años después, el 19 de abril de 2021, y dejó a un alumno como Miguel Díaz Canel que ni había nacido cuando derrocaron a Batista. La dinastía Castro, Fidel, Raúl, Vilma Espín de Castro tomaron las riendas del poder con sus esbirros más cercanos, y declararon su proceso como comunista y su alianza con la Unión Soviética. Como a los Castro no le dolieron nunca prendas ideológicas, salvo para construir una dictadura con un estilo determinado por el Soviet Supremo, no sorprende que el diario alemán Die Welt haya publicado documentos que demuestran que la dinastía también se asesoró en 1962 con ex miembros de las SS, que viajaban por la región y recalaron en tantos lugares, incluyendo gran parte de América del Sur.
Fidel Castro no anduvo lejos de Aureliano Buendía el genial protagonista de Cien Años de Soledad de García Márquez: intentó drenar la Ciénaga de Zapata, creó un proyecto para rodear La Habana de cafetales sin condiciones micro climáticas, creó un costoso plan para la crianza de búfalos de agua, entronizó a Ubre Blanca, una vaca sagrada que guardaba con la cabeza bajo aire acondicionado, montó un plan de producción agropecuaria para reformar a los homosexuales, a quienes se persigue duramente hasta hoy, y desarrolló un plan de túneles donde la población ensayaba a diario planes de refugio en lo que llamó la “Guerra de Todo el Pueblo”. Fracasar no era un tema, la URSS pagaba.
La retórica anti americana de Fidel, su magnetismo personal, la cultivada apariencia y discurso proféticos (muy al estilo de dictadores de los dos extremos) le ganaron la admiración de la intelectualidad mundial. Pero llegó el momento que la mentira quedó sin patas y le dieron la espalda Octavio Paz, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Néstor Almendros, Regis Debray, Bernard-Henry Lévy, Pedro Almodóvar.
Terminó la Unión Soviética pero llegó Chávez para regalarle petróleo. La tercera parte de la población cubana recibía remesas de familiares y amigos en el extranjero en una cifra que antes Trump sobrepasaba $3.6 mil millones de dólares, porcentaje sustancial del Producto Nacional Bruto. Entre limitaciones impuestas por Trump, más la llegada de la pandemia, las remesas cayeron más de la mitad. Las pocas medicinas que ya habían motivado un levantamiento abortado hace un tiempo, empezaron a escasear más y más. El coronavirus encontró hambre y necesidades, salvo para el grupo de poder que desde el comienzo de la dinastía siempre tuvo todos los privilegios de clase alta. Díaz Canel no tiene una gran meta, salvo preservar el sistema en el plazo corto. El mediano, ni se mira. Y así fue que hace más de una semana, la gente salió a la calle. Por supuesto que hay más de 500 detenidos desaparecidos. Por supuesto que las armas las tienen los que mandan y que la represión es lo normal. El habitual comportamiento internacional ha dado dos respuestas: condenar fuertemente el régimen paleolítico sexagenario sin pasar de las palabras; y las izquierdas delirantes que defienden dictaduras sin escrúpulos y manteniendo retóricas y odios del siglo pasado.
La batalla por la libertad es una cuestión de tiempo, y no sólo en Cuba. El pueblo mismo tiene que obtenerla porque salvo discursos, el mundo pandémico ha demostrado en este año y medio que vivimos en soledad y sálvese quien pueda. Las vacunas contra el Covid son el ejemplo más tenebroso. Los que apoyan hoy la dictadura cubana, respaldan todo lo que define al fascismo, desde represión a homofobia pasando por el infaltable antisemitismo. Los que claman por su libertad, ¿qué esperan?. Vaya pregunta sin respuesta.
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