1/11/2021 | por Yvette Alt Miller
La israelí Hanna Ehrenreich creció con clara consciencia del origen judío alemán de su familia.
Sus padres llegaron a Israel desde Alemania en los años 30, antes de su nacimiento, y siguieron hablando en alemán en la casa. Hanna creció conversando en alemán con sus padres y sus amados abuelos. Ella se convirtió en maestra y hoy, a los 83 años, sigue honrando el recuerdo de la antigua vida de su familia en Alemania. En su casa en Israel, incluso tiene colgada una vieja foto en blanco y negro de la ferretería que una vez tuvo su abuelo en Alemania.
Hace poco, Hanna recibió un sorprendente mensaje. Thomas Edelmann, 49, que vive en Alemania con su familia, deseaba estar en contacto con Hanna. Años atrás, en 1938, el abuelo de Hanna fue obligado a vender su negocio por mucho menos de su valor real en el mercado. Los judíos eran perseguidos en Alemania y las leyes nazis de Nuremberg de 1938 ordenaban que los judíos debían vender sus propiedades y comercios a no judíos. Muchos alemanes oportunistas, como el abuelo de Thomas Edelmann, aprovecharon la oportunidad y compraron compañías y bienes judíos a precios ridículos.
Thomas quería disculparse por el mal que había provocado su abuelo.
Él escribió: «Yo creo que si mi familia apoyó la injusticia que experimentaron sus abuelos, nuestra obligación es tenerlo en cuenta y asumir la responsabilidad de por lo menos ponernos en contacto con ustedes para escucharlos y aprender. Como soy parte de la familia Edelmann, quiero dar el primer paso y hablar con usted».
«Entiendo que pueda considerar que no tiene ningún beneficio personal al hablar conmigo. Pero si yo entiendo lo ocurrido y puedo enseñarles a mis hijos y posiblemente a otros miembros de la familia respecto al impacto de decisiones históricas particulares, esto puede ayudarlos a tomar mejores decisiones en sus vidas», explicó Thomas.
«Actualmente, el clima político en nuestro país está envenenado», continuó diciendo Thomas de acuerdo a un informe de la CNN. «Hay un nuevo resurgimiento del antisemitismo. Yo quiero asegurarme que por lo menos mi familia nunca vuelva a ser responsable de la injusticia que experimentan otras personas, sino que sean capaces ponerse de pie para defender a los más débiles».
Hanna Edelman leyó el mensaje de Thomas y respondió que estaba dispuesta a hablar con él. Aunque inicialmente Thomas le escribió a Hanna en inglés, asumiendo que la mujer nacida en Israel no hablaba en alemán, Hanna le explicó que había crecido hablando en alemán con sus padres. Unas pocas semanas más tarde mantuvieron una sorprendentemente cálida conversación telefónica que duró una hora y media.
«Fue una conversación muy buena», dijo posteriormente Hanna a los periodistas. Ella le contó a Thomas sobre sus abuelos judíos, Benjamín y Ema Heidelberger, e incluso pudo leerle algunos pasajes de un diario que escribió su abuelo, en donde describió la venta forzada de su comercio al abuelo de Thomas. No sólo se vieron obligados a vender su comercio. Los Heidelberger también fueron forzados a vender su casa al abuelo de Thomas. Aunque sufrió terriblemente, el diario del abuelo de Hanna revela a un hombre positivo y optimista.
«Mi sucesor en el negocio, Wilhem Edelmann, venía el primero de cada mes a pagar la renta», confió el abuelo de Hanna en su diario, «y a pesar de que era un miembro del partido nazi, era un hombre decente y no un antisemita. En el otoño de 1937, le vendimos nuestra casa por 10.000 Reichsmark, aunque el precio que yo pedía era 15.000. En julio de 1939, vendimos el comercio y el depósito por una ganga, 28.500 Reichsmnark, la misma suma por la que lo había comprado 30 años antes. Bajo diferentes circunstancias, podría haberlo vendido por 40.000. Pero en ese entonces muchos comercios judíos en Bad Mergentheim fueron vendidos por menos de su valor».
Las descripciones del abuelo de Hanna de haber sido despojado por Wilhem Edelmann confirmaron las duras opiniones de Thomas sobre su abuelo nazi. Los padres de Thomas se divorciaron cuando él era pequeño, y perdió contacto con su padre y con la familia de su padre, incluyendo a los parientes que hoy continúan siendo los dueños del edifico que el abuelo de Hanna fue obligado a vender. Thomas siempre supo que su abuelo fue miembro del partido nazi y que se benefició de las leyes de Núremberg. Aunque él no tenía ninguna conexión con el negocio de su familia, el hecho siempre lo había irritado.
Wilhelm Edelman
A lo largo de los años, Thomas investigó su árbol genealógico y encontró registros del comercio de su abuelo. Así supo de Benjamín Heidelberger y la forma en que él y otros judíos habían sido obligados a vender sus propiedades. Thomas supuso que nunca sería capaz de encontrar a Benjamín Heidelberger o a sus descendientes. Debido al espantoso destino de la mayoría de los judíos alemanes, era posible que no hubieran sobrevivido.
Hace unas pocas semanas, Thomas estaba conversando con un representante de la compañía genealógica MyHeritage, con la cual había investigado su historia familiar. Él mencionó el comercio de su abuelo y describió cómo Benjamín Heidelberger había sido obligado a venderlo. El representante se quedó intrigado y comentó la historia con el departamento de investigaciones de MyHeritage.
Dos semanas más tarde, un representante de My Heritage volvió a llamar a Thomas: habían encontrado registros de que Benjamín Y Ema se habían ido a vivir a Israel, e incluso localizaron sus tumbas al norte de Israel. Le dijeron a Thomas que su nieta, Hanna Ehrenreich seguía viva y lo alentaron a enviarle un mensaje a través del sitio web de la compañía. Ahora, increíblemente, él finalmente estaba hablando con la heredera de Benjamín Heidelberger, escuchando historias de su familia y de su propio abuelo.
Los Heidelberger en Israel
Pero algo de lo que Hanna le dijo lo impactó. Ella describió que su abuelo sentía gratitud hacia el abuelo de Thomas. En su diario, él escribió: «Un día, Edelmann vino y me dijo que debía partir de Alemania lo antes posible. Había planes para actuar en contra de los judíos y él se sentía obligado a advertirme, porque nos conocíamos».
Los Heidelberg aprovecharon las míseras ganancias que obtuvieron de la venta de su propiedad para huir de Alemania hacia Israel, partiendo del país unas pocas semanas antes de Kristallnacht, la noche de los cristales rotos, el pogromo antijudío que consumió a Alemania y a Austria el 9 y 10 de noviembre de 1938. Durante esos días espantosos, la pequeña comunidad judía de Bad Mertgentheim fue aterrorizada. Golpearon al rabino de la comunidad, Rav Dr. Moses Kahan, y la sinagoga fue destruida. Todos los hombres del pueblo fueron arrestados y enviados a Dachau. Los Heidelberger fueron afortunados de haberse escapado, pero la mayoría de los judíos alemanes quedaron atrapados. Por ejemplo, los otros abuelos de Hanna, los padres de su madre, nunca pudieron salir de Alemania y los nazis los asesinaron.
Thomas Edelmann con su hijo Finn
Hanna le contó todo esto a Thomas y le dijo que ella incluso visitó el comercio en los años 80 cuando viajó con su familia a Alemania y pasaron por Bad Mergentheim, donde hoy en día hay una cadena de comercios llamada Edelmann. «Yo sabía que Edelmann en verdad era la persona que compró el negocio», explicó. «Entendí que era un buen hombre, a pesar de haber sido miembro del partido nazi».
Al otro lado de la línea, Thomas estaba al borde de las lágrimas. «Él se emocionó mucho y me dijo que le alegraba escuchar la historia desde mi lado. Casi estaba llorando», describió Hanna. «Fue un momento muy emotivo cuando escuché a Hanna en el teléfono y cuando me contó sobre su abuelo», afirmó Thomas. «A pesar de lo mal que trataron a su familia, ella fue muy amable y no me consideró responsable por nada».
A pesar de las afirmaciones de Hanna, Thomas sigue teniendo dudas respecto al carácter de su abuelo. «Yo sé que mi abuelo era un excelente comerciante. Cuando era un estudiante en los años 20, ya era miembro del partido nazi, y eso fue antes de que Hitler subiera al poder. Por lo tanto, no creo que fuera una persona tan buena. No estoy 100% convencido».
Para Thomas, hablar con Hanna fue crucial para hacer las paces con la historia de su familia, y con el vergonzante pasado de su nación. Su hijo Finn, de 15 años, está comenzando a estudiar sobre el legado de la Alemania nazi. «Quiero que él entienda lo que es la historia y lo que significa la historia», señaló Thomas. «Uno de nuestros ancestros fue quien impactó sobre la vida de una familia entera que tenía una vida en este país. Quiero que mi hijo aprenda y entienda que cualquier decisión que él tome tiene un impacto en la vida de otra persona».
Thomas y Hanna planean mantenerse en contacto y Thomas espera poder visitarla en Israel. Mientras tanto, Hanna tiene un poderoso mensaje: su familia que llegó a Israel floreció en el estado judío. «Thomas quiso saber cómo hemos estado. Le dije que fuimos felices y que tuvimos una vida muy buena».
Fuente: https://www.aishlatino.com/iymj/mj/El-nieto-de-un-nazi-pide-perdon.html?s=fb&mobile=yes