por Ana Jerozolimski / Publicado el 24 de Agosto de 2021
Hace pocos minutos subí en Twitter esta filmación.
Miles de personas se aglomeraron frente al hospital Soroka de Beer Sheba para rezar por la recuperación del soldado Barel Shmueli allí internado. Barel resultó gravemente herido de dos balazos en la cabeza por un terrorista de Hamas el sábado último en la frontera con Gaza, cuando estaba protegiendo territorio israelí.
La multitud no conoce a Barel. Cabe suponer que al menos la enorme mayoría de los allí presentes, jamás lo vieron. Pero allí están rezando por él.
Uno vive su vida diaria, tiene sus corridas, alegrías y preocupaciones, y en medio de todo, hay quienes también tienen la iniciativa, la fuerza, la energía, para hacer algo por el otro. “Algo”….pedir por su vida, nada pequeño ese “algo”.
Y yo miro y miro la filmación y las lágrimas me brotan una y otra vez. Y se me vuelve a hacer un nudo en la garganta. Y me estalla el corazón de orgullo por este pueblo del que soy parte.
Sí, es también un pueblo difícil a veces. No, no es perfecto. Nadie lo es. Y también en Israel, como en tantas otras partes del mundo, hay hijos de mi pueblo que uno no quiere tener de vecino. Pero estas líneas no las concebí para decir que todo está bien, sino para destacar lo mucho que sí lo está. Porque un pueblo del que brota una iniciativa así, es un pueblo singular, que honra la vida.
Lo confirman nuestros propios enemigos. No olvidaré nunca aquel discurso del entonces Ministro del Interior de Hamas en Gaza, Fathi Hamad, del 29 de febrero del 2008.
Podemos verlo y leer su traducción gracias a MEMRI.
“Los enemigos de Alá no saben que el pueblo palestino ha desarrollado sus métodos de muerte y búsqueda de la muerte. Para el pueblo palestino, la muerte se ha convertido en una industria en la que las mujeres se destacan, al igual que todo el pueblo que vive en esta tierra.Los adultos se destacan, y también los mujahidin (combatientes de guerra santa) y los niños. Esta es la razón por la que hemos formado escudos humanos con las mujeres, los niños, los mayores y los muhahidin, a fin de desafiar la máquina sionista de bombardeos. Es como si estuvieran diciéndole al enemigo sionista: ´Nosotros deseamos la muerte así como ustedes desean la vida”.
Hubo muchos del mismo tono desde entonces.
No generalizamos . Pero los terroristas, responsables del sufrimiento de Israel y de su propio pueblo, piensan así.
Puede que logren matarnos y hacernos sufrir. Pero nunca destruirán el alma del pueblo de Israel.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(24 de Agosto de 2021)
Fuente: https://www.semanariohebreojai.com/editorial/277