por Ana Jerozolimski / Publicado el 28 de Febrero de 2021 a las 11:23
Entrevista especial con Maher Ibrahim, que emocionó con su Shma Israel
Maher Ibrahim (42), de la localidad árabe israelí Daburía, no cree haber hecho nada extraordinario al decir “Shma Israel” a los oídos de Shlomo Glester , uno de sus pacientes en el departamento de Coronavirus en el hospital Haemek de Afula en el norte de Israel, al comprender que estaba por morir. Está convencido de que cumplir debidamente con su profesión, incluye no sólo la atención debida desde un punto de vista estrictamente médico sino también la empatía y la actitud humana. Por eso, cuando comprendió que ese hombre al que había visto sonreir y con el que había hablado durante su internación, ya no podría volver a hacerlo y que estaba en sus últimos momentos de vida, no dudó y trató de acompañarlo de la forma en que le constaba es importante para un judío religioso.
Maher es enfermero desde hace 20 años y hace 10 que trabaja en el hospital Haemek de Afula.
Esta es su historia.
P: Maher, tu gesto ha tenido enorme repercusión, has tocado muchos corazones. ¿Siguen llegándote comentarios y felicitaciones?
R: Así es. Y es muy emocionante. Mucha gente se contactó conmigo a agradecerme. Me llamó el Primer Ministro Netanyahu en persona a decirme que lo que hice emocionó al país todo. Ciudadanos judíos me han contactado para felicitar y agradecer. Realmente me he sentido abrazado por el pueblo de Israel .
P: ¿Me puedes dar algunos ejemplos de reacciones que tuviste?
R: El otro día recibo un mensaje en mi celular, de un hombre llamado Asaf que me dice “hermano querido, quisiera honrarte recibiéndote a ti con tu familia en nuestra casa en Jerusalem”. Abrí la foto que se ve en el contacto y noto que es una familia judía religiosa. Le pregunté a mi esposa qué le parece y ella me dijo enseguida “claro que sí, si ellos te quieren dar ese honor, nosotros tenemos que honrarlos yendo”. Y así lo haremos. Y te cuento que hasta me llegó un poema que un rabino redactó y publicó por mí, para mí. Es el rabino David Menajem. Es muy emocionante todo esto.
P: Volvamos al principio Maher. Cuéntame por favor qué pasó.
R: Quisiera decirte ante todo que este tipo de cosas pasan diariamente. Pero si lo que yo hice ayuda a que algunos cambien su concepto sobre la vida juntos,me alegro.
P: De todos modos, una cosa es la buena convivencia, que estoy convencida que hay, y la alta participación de médicos y enfermeros árabes en todos los hospitales de Israel, mucho más allá de vuestro porcentaje en la población, y lo que tú hiciste. Decir la plegaria judía “Shma Israel” , de boca de un enfermero árabe musulmán, no es cosa de todos los días.
R: Sí, tienes razón. Te cuento que el paciente era un hombre de Jabad de 74 años, que había estado cerca de un mes internado en nuestro hospital. Al principio estaba relativamente bien, hablaba con nosotros, irradiaba alegría de vivir, y siempre nos bendecía por nuestro trabajo y agradecía a los equipos médicos todos. Pero lamentablemente la enfermedad fue mucho más fuerte que él. Comenzó a deteriorarse más y más y comprendimos que la situación era irreversible. Nos comunicamos con la familia para que lleguen lo antes posible. Solían venir a visitarlo siempre que se podía en el marco de las limitaciones por la pandemia, o sea cada vez una visita de 5 a 10 minutos, una vez por día, cada vez una persona. Venían de Bnei Brak o sea lejos de Afula. Pues los llamamos para decirles que vengan a despedirse de él. Pero lamentablemente se atascaron en embotellamientos de tráfico y no llegaron a tiempo.
P: Y entonces, eran ustedes, los médicos y enfermeros , los que estaban a su lado…
R: Así es. Estaba también el Dr. Itamar, jefe de Cuidados Intensivos. Él hizo todo para tratar de mantenerlo con vida un poco más, a fin de que la familia llegue a tiempo, aunque sabíamos que no es que lo salvaríamos. Pero al menos, se intentó darle un poco más de fuerza .
P: El paciente mismo,me imagino, estaba inconsciente ¿verdad?
R: Así es. Pero nadie puede asegurar que una persona inconsciente, o anestesiada no oye nada. No lo sabemos. Y cuando yo decidí decir “Shma Israel” junto a él, sabía que la plegaria no es para el cuerpo sino para el alma. ¿Acaso alguien puede decir que el alma no escucha la plegaria, que no la oye? Por eso yo dije Shma Israel, que dice Nuestro D´s es Uno, sabiendo que es una oración importante cuando alguien está por morir.Y supuse que su familia habría querido decir esa oración junto a él, pero no lograron llegar a tiempo. Pues dije esa plegaria junto a su cabeza y salí de la habitación. Cuando su familia llegó, después de su fallecimiento, los médicos se sentaron con ellos con mucha sensibilidad y les explicaron todo. Antes de irme a mi casa me encontré afuera con la hija de este paciente, le di mi pésame y sintiendo que quizás ella quería completar alguna cosa que no sabía, le conté .”No sé si es aceptable o no, si hice lo correcto o no, porque él era judío y yo soy musulmán, pero dije junto a él las palaras Shmá Israel”. La hija se emocionó mucho. Se puso a llorar, como es comprensible.
P: Sin duda alguna.
R: Unos días después me llamó por teléfono y me dijo “quiero agradecerte por lo que hiciste, me alegraste el corazón y el alma justo ahora que estoy en la Shivá por mi papá, porque saber que Shmá Israel fueron las últimas palabras que él oyó, dichas junto a él antes de morir, fue algo muy grande para toda la familia”. Confirmé que había hecho lo correcto.
P: Y ese mensaje tan humano evidentemente trascendió, echando a andar numerosas reacciones positivas.
R: Así es. Y me es importante que todos sepan que no estoy solo, que hay aquí todo un sistema de médicos, enfermeras y enfermeros, asistentes sociales y personal de apoyo y de mantenimiento, todos trabajando en armonía, judíos y árabes, musulmanes, cristianos, todos, trabajando juntos, formando una familia. Tenemos una función en nuestra vida y un objetivo : tratar de la forma más sensible y humana posible a la gente.
P: Maher ¿de dónde conocías el Shma Israel?
R: Después de haber estudiado Enfermería, hice un Master en Gerontología y uno de los cursos electivos que tomé fue en Judaísmo, en lo vinculado a la vejez. Y ahí aprendí muchas cosas relacionadas al enfoque judío respecto a la vida y la muerte. Pero además, en mi trabajo,nuestra función va más allá del tratamiento estrictamente médico. En más de una ocasión acompañamos a familias que se están despidiendo de su ser querido, y vi muchas veces que rezan y dicen “Shma Israel”. Así que junto al lecho de este paciente, me salió espontáneamente.
P: ¿Tú eres un musulmán creyente? ¿O religioso?
R: No soy religioso, pero sí creyente. Respeto ciertos preceptos, pero no diría que practico diariamente la observancia religiosa, no. Creo en Dios y creo que es el mismo que tenemos todos. Y considero que religión es también cómo sabemos tratarnos unos a otros, qué respeto nos damos entre nosotros los seres humanos , con qué solidaridad actuamos en la sociedad. Saber respetar a otros, eso es religión a mi entender.
Lidiando con la pandemia
P: Y estando en un cargo como el tuyo, o al trabajar en medicina en general, cuando hay tantos muertos por la pandemia ¿se corre el riesgo de perder la sensibilidad?
R: Si perdemos la compasión, no tiene sentido. Creo que quien pierde la compasión y el sentimiento no tiene lugar entre nosotros. No podemos hacer caso omiso de nuestros sentimientos,pero sí hemos adquirido con los años una entereza emocional que nos permite seguir adelante. Como yo soy enfermero jefe, a menudo pasa que cuando ya estoy en casa me llaman familiares de pacientes internados o compañeros de trabajo, por distintas cosas.
P: Me imagino que también ustedes precisan apoyo emocional.
R: Así es. Y lo tenemos. Por ejemplo en el Hospital Haemek tenemos un servicio sicológico al que podemos recurrir y llevan a cabo encuentros y conversaciones con nuestros equipos. El objetivo es fortalecernos para poder estar allí debidamente con los pacientes y sus familiares.
P: ¿Cómo ha sido este año de pandemia para ti?
R: Un año loco que cambió todo, que nos expuso a cosas desconocidas, como desconectar en gran medida al paciente de su familia, o trabajar en condiciones tan difíciles de sostener, perder el contacto directo con el paciente, perder la sonrisa, entrar a ver al enfermo con un traje protector que nos hace sentir a veces como si estuviéramos en el espacio o como si fuéramos robots…Pero saber que esto no nos hace perder la sensibilidad. Ha sido un año de sacudidas pero creo que emergemos de ello fortalecidos, prontos para lidiar con cualquier desafío.
La vacuna
P: Conociendo las tragedias desde adentro, la muerte en soledad de los enfermos ¿qué mensajes quisieras compartir con la población en relación a la vacuna que ya está aquí, a todos aquellos renuentes que aún no se vacunan?
R: Este es el mensaje central. La gente no sabe lo que pasa en los departamentos de Coronavirus. Y en la última ola vemos muchos más jóvenes enfermos. Entre quienes se vacunaron, la enfermedad ha bajado enormemente, eso está claro, y por eso casi no vemos gente mayor entre los enfermos. Lo que caracteriza la tercera ola es la cantidad de jóvenes, de mujeres embarazadas, de gente en sus años 30 y 40, que lamentablemente, también mueren. De más está decir que todos mis compañeros y yo nos vacunamos enseguida. También toda mi familia. Y cuando me encuentro con algún amigo o conocido que no quiere vacunarse, le explico y los voy convenciendo a todos uno por uno. Les digo que hagan caso omiso de lo que ven en las redes, que se vacunen aunque más no sea por solidaridad, porque uno no se vacuna sólo para protegerse a sí mismo sino a los demás. Yo me vacuno no sólo por mí sino por mis hijos , por mis padres, por la sociedad, para que volvamos a la vida normal lo antes posible. Yo quiero que el departamento de Coronavirus en el que trabajo se cierre. Trabajo voy a tener igual. Espero poder tratar a mujeres que vienen a dar a luz, a gente recuperándos con alegría, que termine todo esto tan difícil.
P: Y aunque no es magia, la vacuna es la luz al final del túnel.
R: Por supuesto. Y recordemos-volviendo a un punto que tratamos antes- que este virus no distingue entre judíos y árabes , entre razas y colores, nos ataca a todos. Y la verdad es que entre nosotros, en la ciudadanía árabe, no hay una respuesta suficientemente alta a la vacunación. Pero está subiendo últimamente gracias a las campañas de esclarecimiento , y creo que llegaremos pronto a un porcentaje mayor. Así debe ser.
Una visión personal
P: ¿Cómo ha lidiado tu familia con la situación actual?
R: No ha sido sencillo porque mi esposa, Manal, es asistente social, o sea que ambos, por nuestros trabajos, somos personal esencial que tampoco cuando hubo cierres podíamos quedarnos con nuestros niños en casa, aunque algunos de ellos aún son chicos. Tienen 14, 12, 9 y la menor 4 años. Mi esposa atiende ancianos a través de la municipalidad de Nazaret, lo cual durante la pandemia ha sido un desafío esepcial ya que es necesario permitir la accesibilidad de todos a los servicios de salud , a la alimentación,también cuando todo está cerrado.
P: Y lo que haces, entiendo que no es meramente un trabajo para ti.
R: Así es. Me criaron en valores de coexistencia y amor al prójimo, de respeto al otro. Siempre trato de influir donde estoy,para aportar al sitio en el que trabajo y la sociedad en general.
P: Mencionaste a tus hijos y me pregunto qué dijeron sobre este movida que envuelve a su padre.
R: Mis hijos entienden lo que pasó, y las reacciones, y están orgullosos. Me vieron también en televisión y entonces quisieron saber por qué.
P: Papá en televisión, eso siempre es una fiesta.
R: Así es. Están muy contentos. Y los mayores querían entender lo que había hecho, por qué. Es que ellos aún no han tenido contacto con la sociedad israelí general.
P: Estudian en su escuela y están en el marco familiar en Daburía me imagino.
R: Exacto. Por eso. Pero yo quiero transmitirles a ellos los valores que recibí de mi padre, bendita sea su memoria.
La verdad en el terreno
P: Bien sabes que informar desde Israel es informar a menudo sobre problemas, tensiones y conflictos. Pero también sabemos que en la vida diaria, hay mucha más normalidad y convivencia que lo que muchos creen en el exterior. ¿Dirías que la realidad diaria es realmente, como yo lo siento, muchomejor que los titulares de la prensa sobre los problemas?
R: Por supuesto. Yo siempre lo digo. Ojalá la gente afuera supiera lo que vivimos aquí. Te cuento, por ejemplo, que por la festividad judía de Purim, adornamos el departamento para alegar a los pacientes. Judíos y árabes lo hicimos juntos y compartimos la ocasión. Fuimos a comprar disfraces y adornos para ponernos sobre los trajes protectores, tanto la mitad del personal, que son judíos, como la otra mitad, que somos árabes.
P: Es una hermosa descripción.
R: Y también mis propios hijos se disfrazaron en casa. Como todos los años.
Cuando llega el Ramadán, sagrado para los musulmanes, durante el cual nosotros ayunamos, luego comemos junto con los demás compañeros para terminar el ayuno diario, compartimos. Y en Rosh Hashana, el año nuevo judío, brindamos juntos. Celebramos juntos, sufrimos juntos por los dolores de unos y otros, siempre siguiendo nuestra política de comportarnos en nuestro departamento como hermanos. Entre nosotros hay judíos religiosos y laicos, árabes, musulmanes, cristianos,drusos, y nos respetamos todos. Si uno come sólo kasher, se respeta su rincón para que no se le mezcle nada con otra comida. Si uno quiere rezar, sea de la religión que sea, se respetan sus tiempos .Ojalá esto sucediera siempre en todos lados, afuera. Somos todos seres humanos, y vivimos juntos.
P: Muchas gracias Maher por todo tu tiempo y por tus declaraciones.
R: A ti por el interés en contarlo.Ana Jerozolimski
(28 Febrero 2021 , 11:23)
Fuente: https://www.semanariohebreojai.com/articulo/4077