por Janet Rudman / Publicado el 9 de Marzo de 2021 a las 09:15
¿Cómo se decide ser politóloga? De niña a que jugabas, ¿agarrabas un mapamundi y qué pensabas?
La realidad es que, si bien siempre me gustó la política, sobre todo internacional, cuando era chica mi sueño era ser dibujante (sí, real) y entonces quería estudiar diseño gráfico, veía más a la política o al activismo como un hobby y al dibujo como mi profesión, pero finalmente por las vueltas de la vida terminó siendo de alguna manera al revés. Empecé estudiando comunicación y relaciones públicas y una vez que me recibí, estudié ciencia política y luego hice un máster en relaciones internacionales.
¿De dónde surge tu amor por el sionismo?
Bueno, desde adolescente me preocuparon los asuntos relacionados con las minorías. Asistía a un colegio técnico en donde hubo años donde era la única mujer en mi curso, por lo cual sufrí distintas situaciones de discriminación que me llevaron a involucrarme en espacios feministas y de diversidad sexual, buscando conectar con otros que pudieran entender lo que estaba atravesando. En esos espacios, el concepto fundamental era repensar y modificar ideas que teníamos naturalizadas ya que éstas tenían un trasfondo machista u homofóbico. Pero con el tiempo comencé a notar que, así como quienes participaban en esos grupos conseguían ver el trasfondo machista en muchas situaciones cotidianas, eran incapaces de aplicar ese mismo escrutinio a las ideas que ellos mismos tenían sobre los judíos. En esos espacios, de mayoría progresista, se repetían discursos de odio hacia el Estado de Israel, comparaciones con el nazismo, el apartheid sudafricano, entre otras cosas. Yo pensaba ¿cómo puede ser que en espacios donde se invita a reflexionar sobre ideas discriminatorias naturalizadas luego se repitan estereotipos y prejuicios tan antiguos sobre otros grupos?
Fue a través de estos debates que comencé a interesarme por profundizar mis conocimientos sobre Israel para poder ser capaz de discutir con mejores argumentos. Empecé a leer, a informarme, a investigar, a pedir información, a hacer activismo. Este mismo activismo fue direccionando mis estudios: me especialicé en política internacional, pretendo doctorarme en Medio Oriente y me gustaría poder ofrecer una perspectiva pro-Israel desde la academia, algo difícil de encontrar en ese ambiente.
¿Como surge el personaje de Gorda Meir?
La realidad es que cuando me hice la cuenta de Twitter tenía otro arroba, pero mis compañeros de la universidad siempre me cargaban con cosas como “ahí viene la sionista”, “ahí viene Golda Meir” y un día les dije “más que Golda Meir, Gorda Meir sería yo” y quedó, no tiene una historia demasiado profunda realmente. Y después me fijé y el arroba estaba disponible en Twitter y me lo puse.
Tus hilos de Twitter son famosos ¿cuál es tu inspiración a la hora de crearlos?
No sé si son famosos realmente, pero lo que sí sé es que aunque quizás no lo parezca hay mucho esfuerzo detrás de ellos. Mi mayor defecto es que no sé ser breve, me gusta hablar de temas complejos que son difíciles de resumir, siempre me parece que tal dato o aquel otro tiene que estar sí o sí para que se entienda la idea y entonces siempre me terminan saliendo hilos largos en vez de tuits aislados o hilos cortos.
Y respecto a la inspiración, bueno, como dije antes,yo estudio esto, , soy académica, me especialicé en política internacional y aspiro a doctorarme en estudios de Medio Oriente. Honestamente podría hablar sobre muchos otros temas de política internacional que no sean Israel, pero en Twitter elegí hablar casi exclusivamente sobre eso no sólo porque es lo que más me gusta sino porque creo que hay pocos académicos que hablen sobre Medio Oriente y el conflicto árabe-israelí desde una postura pro-Israel, sobre todo en el mundo de habla hispana. O sea, hay gente que habla a favor de Israel, sí, pero yo me refiero a lo académico, a generar contenido académico, con argumentos de las relaciones internacionales, y debatir de igual a igual con los cientos de académicos que hay del otro lado diciendo barbaridades sobre Israel. Ahí es donde creo que Israel en cierta medida falla, porque del otro lado tenés toda una estructura millonaria de inversión en universidades extranjeras con el objetivo de formar académicos antisraelíes, pero de este lado no existe nada ni remotamente parecido, entonces tenés a un grupo de gente que, por amor, pasión, vocación, hace lo que puede contra un montón de “expertos” que buscan disfrazar de académico el discurso de odio contra Israel y los judíos. Y para enfrentar eso, para desenmascarar eso, hace falta formar gente dentro de la academia que tenga el conocimiento y los argumentos para hacerles frente. La estrategia no puede ser “bueno, para qué voy a invertir en esto si siempre va a haber jóvenes o no tan jóvenes judíos que por buena voluntad y cariño vayan y hagan hasbara” y listo, es una carga muy grande sobre ellos, primero, pero además no es efectivo, no está funcionando y tampoco es culpa de ellos que no funcione, eso es en cierta forma lavarse las manos. Y así es como la “batalla cultural” te la ganaron y te la siguen ganando en todos los ámbitos.
Se habla de que Twitter es una cloaca, ¿qué opinas?
No creo que sea así. Es cierto que tiene mucho de eso, hay muchos trolls, cuentas falsas que se dedican a insultar solamente, pero al mismo tiempo es una red social que permite conectar con un montón de personas de todo el mundo, conocer y acceder a su trabajo, contactarlas, coordinar acciones conjuntas. La verdad es que brinda un montón de oportunidades de networking y también de aprendizaje: si uno quiere aprender sobre lo que está pasando en equis región del planeta, vas a encontrar expertos locales sobre el tema, pero también periodistas, académicos de esa misma región que comparten lo que está pasando en tiempo real. Por supuesto también está lleno de propagandistas, vas a encontrar apologistas del régimen iraní, del chino, gente pagada para hacer propaganda, pero ese fenómeno también existe en los medios tradicionales, al menos en Twitter uno puede acceder a decenas de puntos de vista sobre cada tema. Pero no sólo sobre política internacional, sobre lo que sea, si querés aprender sobre psicología, feminismo, ciencia, hay gente en Twitter que se dedica a hablar sobre eso, hay para todos los gustos, por eso creo que todo depende del uso que uno le dé. Por supuesto muchas veces se hace difícil concentrarse en lo bueno porque está lleno de ruido, gente que insulta, que no sabe disentir con respeto, que arma operaciones para salir a insultar en masa a alguien que le cae mal o cometió el atrevimiento de pensar distinto, pero al mismo tiempo en cierta forma es una red social igualadora. Twitter permite que cualquiera te responda, opine, critique, no es como otras redes donde uno selecciona quién va a estar en su lista de amigos y quién te va a poder leer/responder o donde incluso uno puede eliminar de su muro un comentario que no le gusta, en Twitter cualquiera puede responder, cualquiera puede criticarte tu escrito y si bien se puede bloquear, no se puede eliminar respuestas de otros. Por eso le resulta una “cloaca” a muchos que se creen por encima de los mortales, que estaban acostumbrados a recibir aplausos solamente porque únicamente los leía su “tropa”, esos ahora deben enfrentar la crítica, se sienten expuestos, no pueden decir cualquier barbaridad con impunidad, sin costo, y por eso les molesta .Al mismo tiempo creo que Twitter permite darle voz a personas que no tienen dinero, una estructura, una organización o “banca” política y entonces por medio de los canales tradicionales les era imposible mostrar su trabajo, sus ideas, sus puntos de vista. Esto está claro en el ámbito pro-Israel, muchos de nosotros pudimos mostrar otra forma de trabajar gracias a las redes sociales, y creo que eso también de cierta forma incomoda a varios que no estaban acostumbrados a tener que competir. Obvio, como decía antes, Twitter puede llegar a ser bastante violento porque está lleno de bullies, como la vida misma. Pero yo personalmente creo que la balanza es más positiva que negativa.
¿Qué pensas del rol de las redes sociales en estos tiempos?¿Cuál es la utilidad de las redes sociales a la hora de enfrentar el antisemitismo?
Creo que las redes sociales democratizaron el discurso, como decía antes, hoy cualquiera puede tener una plataforma, no hace falta tener dinero o tener los contactos adecuados para poder publicar tus notas, tus ideas, yo hoy puedo escribir una nota sobre Israel en un blog gratuito, difundirla y lograr más visitas y likes que la del periodista de “renombre” que escribe en los medos tradicionales. Y al periodista de renombre también cualquiera puede responderle y criticarle sus escritos. Pero como todas las características de las redes, la democratización es un arma de doble filo, porque no aplica solo a los discursos que nos gustan, las redes sociales democratizaron TODOS los discursos, también favorecieron la popularización de las teorías conspirativas y por tanto el antisemitismo, que es la madre de todas ellas. Hoy cualquiera te sube un video negando el Holocausto a YouTube y recibe miles de visitas. Las redes sociales te conectan con gente común y corriente de todas partes del mundo con la que se comparten intereses y si bien eso es claramente positivo, también al mismo tiempo puede servir para que los extremistas conecten entre sí y refuercen su ideología. Pero eso no significa que sin las redes sociales habría menos extremistas y antisemitas, la historia demuestra que con o sin redes estos estuvieron siempre. El punto creo yo es empezar a utilizar las herramientas que tenemos para poder difundir nuestros mensajes, ofrecer otra mirada, informar sobre el mundo judío e Israel a quienes sin redes sociales jamás podrían acceder a un conocimiento al respecto. Hoy cada vez más gente lee y se informa sobre el judaísmo gracias a las redes sociales y eso también hace más difícil que después crean las teorías conspirativas sobre los judíos que les pueden llegar por otros medios.
Justamente eso es otra cosa positiva de las redes: han permitido tender puentes entre el mundo judío y no judío, que es al que principalmente tenemos que llegar. Siento que el mundo institucional comunitario en la mayoría de los casos no le habla a la gente que no es judía, hasta a veces siento que ni siquiera le interesa, y la verdad es que hacer hasbara o activismo sionista para sionistas no puede ser lo único. A los que hay que convencer, a los que hay que ofrecerles otro tipo de información, es a quienes no tienen absolutamente ninguna idea sobre los judíos e Israel. La mayoría de la gente cree que judío es solamente una religión, por eso creen que Israel es una teocracia o que no existe tal cosa como “pueblo judío” y por tanto no hay derecho a la autodeterminación. Tampoco muchos alcanzan a comprender por qué árabes o judíos no podrían vivir todos juntos en el mismo Estado como acá en Argentina donde convive gente de todas las etnias. Todo eso genera confusión sobre Israel y el conflicto, hay que sacarse los prejuicios y hablarle a los no judíos, y en ese sentido las redes sociales han favorecido eso, han tendido puentes entre comunidades. Pero como todas las características de las redes, esto de permitir que aparezcan voces alternativas que compiten contra las tradicionales, también tiene sus contras ya que hoy tenemos personajes defendiendo dictaduras, lavándole la cara al régimen iraní o a la dictadura de Maduro y vendiendo eso como “una voz alternativa” igual de válida que la de quienes denuncian esos regímenes, incluidas sus víctimas.
¿Qué pensás de los haters judíos y de los defensores de Israel a ultranza?
Los judíos antisionistas son una minoría dentro de una minoría, pero tienen mucha publicidad porque siempre es útil para quienes buscan desprestigiar a un grupo tener gente de ese mismo grupo dispuesta a serles funcional. Quienes buscan desprestigiar al feminismo o al movimiento LGBT gustan de exponer mujeres y gays que digan “soy mujer pero odio al feminismo” o “soy gay y me opongo al movimiento LGBT” para vender esas posturas como igual de representativas que la voz de la mayoría de quienes pertenecen a esa comunidad. Se pretende básicamente callar la voz de la mayoría amplificando la de unos pocos. La realidad es que esa minoría de oposición tiene derecho a pensar como quiera, el judío antisionista tiene derecho a ser antisionista, el problema está cuando se quiere presentar esa postura como igual de representativa dentro de la comunidad judía como el sionismo, eso es falso y tiene una intención meramente propagandística. Es lo que se conoce como cherry-picking: agarro dos judíos que me sirven porque dicen lo que quiero escuchar y los uso para silenciar e ignorar la postura de todos los demás. El que dice “judaísmo y sionismo no tienen nada que ver porque hay judíos antisionistas” jamás diría “no hay racismo en Estados Unidos porque hay un par de afroamericanos que dicen que no hay”, es totalmente ridículo. El punto creo yo es que muchas de estas personas saben que tienen una postura discriminatoria, falsa o impopular, entonces buscan esconderse atrás de algún representante de esa minoría a la que quieren atacar para escudarse después en que no son homofóbicos o antisemitas porque tal gay o tal judío piensa como ellos. Así es como grupos de izquierda terminan escondiéndose detrás de extremistas como los de NetureiKarta, a los que citan de ejemplo desconociendo que para esos muchachos el día que llegue el Mesías hay que ir a tirar abajo la mezquita de Al Aqsa y sacar a patadas a todos los árabes de la Tierra de Israel.
Ahora, respecto de los judíos antisionistas en sí, creo que están los que lo son porque creen genuinamente que Israel es un país malo que ejerce un apartheid contra los árabes y aquellos que saben perfectamente que esto es mentira pero que han encontrado redituable el hecho de ser judíos y decir barbaridades sobre Israel. Hay quienes han construido su carrera en base a esto, como Peter Beinart por ejemplo que es el académico antisionista judío en ascenso en Estados Unidos, que recibe miles de dólares de organizaciones antisionistas que le financiaron la carrera y lo catapultaron hasta al New York Times. En ningún caso me parece bien que se los ataque por ser judíos, como por ejemplo decirles que tienen autoodio, por más bronca que pueda dar. Creo que lo que hay que hacer es exponerlos, discutir sus argumentos, mostrar que lo que dicen es falso, más allá de si son o no judíos. Las redes sociales, como veníamos hablando, permiten que uno pueda responderle a los Beinart, a los Brieger, las cosas que dicen en sus artículos y en tv.Y a la vez no hay que confundir a estos antisionistas profesionales con el judío antisionista de a pie y mucho menos con aquel que es sionista y simplemente es crítico de ciertas cosas de Israel.
Hago esta diferenciación porque hay mucha gente que reproduce antisemitismo sin darse cuenta, ya sea porque tiene prejuicios naturalizados o porque ideas antisemitas se les han sido vendidas disfrazadas de otra cosa. Así es como muchos, incluidos judíos, terminan defendiendo en nombre de la justicia social el terrorismo palestino o acusando a quienes defienden Israel de estar pagados por el lobby judío, así como también muchas otras que alertan que Soros quiere imponer el aborto en todos los países. Y estas personas no necesariamente son nazis, de hecho, en la mayoría de los casos no lo son. Es distinto esto a aquel que basa su carrera en ser antisionista porque esos saben perfectamente lo que están diciendo. Es por esto que la principal tarea para mí es deconstruir el antisemitismo naturalizado, explicar por qué es antisemita acusar a los judíos de doble lealtad, qué trasfondo tiene decir que unas familias judías millonarias están detrás de una agenda contraria al interés nacional o que los judíos están detrás del racismo policial en Estados Unidos. Como decía antes, las redes permiten tender puentes con el mundo no judío, bueno, aprovechémoslo para romper un poco con esos prejuicios instalados en el imaginario social, que es un poco lo que ha hecho el feminismo.
Y para lograr esto, y yendo al segundo punto de la pregunta, los defensores de Israel a ultranza para mí no son efectivos. Yo entiendo que frente a todo el odio que circula contra Israel y los judíos uno ya está a la defensiva y le sale querer defender absolutamente todo, pero tanto la demonización como la santificación de Israel fallan a la realidad e impiden una discusión honesta sobre el conflicto y por tanto no contribuyen a su resolución. Israel es un país como cualquier otro, con virtudes y defectos, con cosas que se hacen extraordinariamente bien y son ejemplo para el mundo y otras que se hacen mal y a las que hay que criticar para lograr que se mejoren. Si uno busca que quienes lo critican lo sometan a la misma vara a la que someten a todos los demás países, entonces no se puede responder a esto también aplicando una vara distinta hacia Israel. Los que creen que no hay que criticarlo porque eso “le da de comer a los antisemitas” están equivocados, hay que entender que la cancha ya está inclinada, la mayoría de las personas tienen más simpatía por la causa palestina que por la israelí, entonces no perciben de la misma forma el discurso fanático palestino que el israelí, al primero lo ven de cierta forma como entendible, mientras que el segundo solo les termina confirmando prejuicios negativos sobre el sionismo. Lo que hay que hacer en todo caso es humanizar a Israel a través de mostrar una mirada realista sobre el país que contraste con la demonización que ofrecen sus críticos, lo que también deja en evidencia el fanatismo palestino. Y eso se logra con una mirada crítica, que defienda a Israel sin por eso deshumanizar a los palestinos, que destaque todo lo bueno, que es mucho, pero no tenga ningún problema en reconocer que hay cosas que están mal, como en cualquier otro país, pero que nadie por eso anda llamando a la destrucción de ninguno de ellos.
¿Qué significa el feminismo para vos y cuáles son los objetivos a lograr luego de la conquista de la ley del aborto en la Argentina de hoy?
Yo creo que el feminismo básicamente es creer que los hombres y las mujeres deberíamos ser tratados en pie de igualdad, ser juzgados de la misma manera y tener los mismos derechos. Me considero feminista porque creo que aun hoy, a pesar de los muchos avances, vivimos en una sociedad donde las mujeres enfrentamos una serie de restricciones que bloquean y dificultan nuestra entrada y nuestro éxito en el espacio público, en el mercado laboral, en los espacios de toma de decisiones. Y también porque en muchos lugares del mundo aun somos consideradas ciudadanas de segunda clase o directamente ni siquiera ciudadanas Respecto a los objetivos del feminismo argentino, creo que el más acuciante es el problema que ha quedado muy en evidencia a partir de la pandemia y que es que la mayoría de las tareas de cuidado de los niños sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres. La pandemia profundizó la brecha de género ya que el impacto de los confinamientos ha sido muy diferente entre hombres y mujeres: las mujeres están sobre representadas en los empleos y sectores más afectados y donde hubo más despidos, como turismo, hotelería, entretenimiento, retail, y además sufrieron mucho más la carga extra en el hogar. Según el Ministerio de Educación, durante el año entero sin clases presenciales, 9 de cada 10 adultos que cumplieron la función de acompañamiento escolar fueron mujeres. Muchas dejaron de trabajar directamente para dedicarse a cuidar y ayudar a los hijos con las tareas. Asimismo, también aumentaron las denuncias por violencia de género, los femicidios fueron el único delito que no se redujo durante el periodo de confinamiento. Y cada vez se ven más casos de mujeres que son asesinadas por hombres a los que habían denunciado en reiteradas oportunidades, a veces durante años, y que no recibieron ningún tipo de ayuda o respuesta. Estas son las cosas que deberían ser prioridad para el feminismo argentino en mi opinión.
Hablame de Basilea.
Basilea es un espacio que armamos con dos amigos, Diego y Luciano, para escribir sobre Israel, antisemitismo, Medio Oriente, algo que hacíamos habitualmente ya sea en nuestras redes sociales, en blogs o sitios de noticias. Hace tiempo veníamos pensando en tener un espacio que unificase todo eso y donde pudiésemos publicar una nota cada vez que tuviésemos ganas y sobre el tema que tuviésemos ganas. También lo pensamos como un espacio donde cualquiera que esté interesado en estos temas desde una perspectiva sionista y no tenga un lugar donde publicar sus escritos nos los envíe para que se los publiquemos. La idea es poder mostrar otra mirada sobre Medio Oriente y geopolítica en general, dado que en la academia o en los medios tradicionales argentinos -y creo que en toda América Latina-suele haber ciertos preconceptos o clichés (por ejemplo “Estados Unidos es malo y sus aliados, incluido Israel, también”) que son hegemónicos, lo cual dificulta que haya debates más honestos sobre política internacional porque estos espacios están cerrados a posturas que cuestionen esos preconceptos establecidos. Me parece necesario que surjan entonces otros que desafíen esa mirada hegemónica pero que tampoco terminen siendo una revista comunitaria o de hasbara porque de eso ya hay bastante también. Si biena veces se nos hace difícil tener cierta regularidad de publicación de notas, es un espacio que está creciendo y que va sumando colaboradores, generando vínculos con otras iniciativas y hasta participando en la organización de cursos y conferencias.
Janet Rudman
(09 Marzo 2021 , 09:15)
Fuente: https://www.semanariohebreojai.com/articulo/4121