POR REDACCIÓN RADIO JAI HACE 13 HORAS EN COLUMNISTAS
Desgraciadamente, hay refugiados en serio en muchas partes del mundo. Y la palabra refugiado cuadra con su tragedia. Son los millones de sirios, africanos y tantos otros que huyen de las guerras y las masacres buscando un destino mejor. No lo logran como todos sabemos, y las tragedias aumentan. ¿Qué proporciona ONU, o sea, todo el mundo? Una agencia, ACNUR. Y sálvese quien pueda, en África, Asia, Lejano Oriente, Medio Oriente y donde sea. Pero para los palestinos hay una sola agencia, 100% dedicada a ayudar lo que se llaman “refugiados palestinos”. Se trata de UNRWA, de la que ya hemos hablado varias veces. Ellos dicen que ayudan a más de 5 millones de palestinos con un presupuesto de 500 millones de dólares por año que no les alcanza. Pero, cuando la ONU votó la partición en 1947, se fueron 700 mil con la promesa de volver por parte de la Liga Árabe una vez exterminaran a los judíos y destruyeran el Estado de Israel. Los otros millones son víctimas de dónde estaban y están. UNWRA debería proporcionar desde hace 7 décadas el acceso a educación, sanidad, y servicios sociales a los llamados refugiados palestinos en Siria, Líbano, Jordania, y el Egipto que poseía Gaza.UNRWA cuenta con más de mil instalaciones, en las que están empleados más de 30.000 trabajadores, de los que el 99%, a pesar de ser contratados y con altos sueldos, tienen también estatus de refugiado.
En el pequeño territorio del Líbano hay registrados más de 300.000 refugiados palestinos, lo que representa cerca del 6% de la población del país. ¿Por qué son refugiados y no ciudadanos del país si están allí décadas y no sólo desde 1982 donde muchos se instalaron siguiendo a Arafat y sus terroristas que huían de la guerra que le había planteado y perdido con Israel? Porque Líbano no los quiere, y no les reconoce derechos humanos básicos. Los palestinos en el Líbano están excluidos de la mayoría de los servicios públicos, se les prohíbe ejercer 39 profesiones, no son considerados formalmente como ciudadanos de otro estado, por lo que no pueden reclamar los mismos derechos que los demás extranjeros que residen y trabajan en el país. Dependen de la burocracia de UNWRA y tienen una sola excepción: los que ya nacieron en el Líbano (que son muchos porque están empezando una tercera generación) pueden ser clérigos o administrativos. Pero son empleos precarios, no estables, mal remunerados, sin beneficios asistenciales, o sea, siguen siendo marginados. ¿Qué hacen? O se convierten en empleados de UNWRA (muy pocos y por medio de mecanismos de corrupción que ya han motivado decenas de investigaciones patrocinadas por los países donantes de los fondos que gira la ONU, pero sea quien sea el secretario general de la ONU, esa maraña burocrática de 30 mil empleados está protegida por ahora). O pasan a filas de Hezbollah siempre y cuando sean chiitas y pasen por muchas pruebas de lealtad. De allí, varios van a Gaza y se unen a Hamas. Pero la mayoría sigue hacinada y sin derechos en el Líbano, y cuando se dan estallidos de violencia, la reacción externa es unánime: a nadie le importa. Ni a los Estados árabes y menos a la ONU. Y mucho menos a UNWRA que no está dispuesto a perder su posición que le da su sustento y que necesita que haya palestinos ninguneados en Siria, Líbano, Jordania para seguir con su actividad humanitaria o su andar corrupto, según sea la inspección que tenga y vea lo que hacen con 50 millones de dólares por mes.
Fuente: https://www.radiojai.com/index.php/2023/08/03/152913/estados-arabes-los-palestinos-y-la-realidad/