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Por Eduardo Kohn
Desde el comienzo de la invasión rusa a Ucrania, la maquinaria de propaganda de Putin ha insistido cada vez en forma más creciente y execrable que es necesario “desnazificar” Ucrania y que los judíos bajo ataque del siglo 21 son los rusos. Parece difícil digerir tanta perversidad, pero cuando un psicópata gobierna 150 millones de habitantes y los moviliza para destruir un país vecino, suceden las variables que generan los psicópatas.
La Dra. Sofía Moskalenko, investigadora de START (Centro de Estudios sobre Terrorismo y respuestas al terrorismo) en Estados Unidos, ha publicado en Haaretz esta semana un extenso trabajo, citando ejemplos de cómo famosas figuras rusas, incluso algunas notoriamente antisemitas, hoy apoyan la invasión a Ucrania auto flagelándose como víctimas judías de este siglo.
Sergei Shnurov, que fuera un líder rebelde de una banda de rock y que hace cuatro años se convirtió en un burócrata del Kremlin como director de RTVI, un canal de propaganda lanzó hace pocos días un video musical con un título muy alusivo al lenguaje usado por el nazismo. El nombre del video:” Prohibida la entrada a rusos y perros”, y dijo que era un tema para recordar a la población el “genocidio de rusos” a manos de los ucranianos. En el video, dos varones se paran delante de los cantantes principales usando la conocida camisa que popularizó Tolstoi decorada con enormes estrellas de David como si fueran las estrellas amarillas del tiempo nazi, y Shnurov canta: “Un ruso ahora es como un judío en Berlín en 1940”, mientras se escucha una voz femenina de fondo en voz baja repitiendo la palabra “genocidio”. Pero como además estamos ante antisemitas, no pierden su oportunidad y la canción termina con la forma calumniosa e insultante con la cual se refieren desde siempre a los judíos en Rusia:”Zhid”. Y Shnurov vuelve a cantar:” Díganlo europeos, no permanezcan en silencio, los rusos son los nuevos Zhids, ustedes quieren quemarnos a todos”. Juntaron todo: victimización, banalización del Holocausto, mentiras aberrantes, y antisemitismo.
Algunos se han escandalizado por la prohibición de la red estatal de noticias rusa RT a lo largo de la Unión Europea y en otras partes del mundo. Por supuesto que algunos querrán discutir sobre libertad de prensa. Quizás tengan razón, pero en ese caso tendrían que ver si ponen en esa discusión también a Der Sturmer. Porque RT no es diferente al libelo nazi que se editaba entonces como periódico. Semanas antes de la invasión, la directora de RT Margarita Simonyan dijo que Rusia debía entrar a Ucrania antes “que se construyeran campos de concentración” y que se comenzara a “gasear a la gente”. Profecía autocumplida, ya que los cadáveres de civiles se amontonan en morgues, calles y ruinas ucranianas producto de los misiles y bombas rusas.
El periodista más servicial a Putin y con conocida trayectoria es Vladimir Soloviev. Nació de padres judíos pero es un cristiano ortodoxo practicante. En 2021 en uno de sus tantos programas de TV dijo que “Adolfo Hitler había sido muy valiente”. Ahora, Soloviev se acuerda que es judío porque la UE lo ha sancionado. Frente a su audiencia en el programa “Soloviev en vivo” se despachó con estas expresiones:” ¿Es esta la primera vez que Europa ataca a los judíos?¿Es esta la primera vez que la civilizada Europa sanciona a los judíos incluyendo sus propiedades? En otras palabras, ¿ los descendientes de la Alemania nazi aplican sanciones a un periodista? Por supuesto, siguen el camino de Hitler”.
La Sra. Moskalenko y otros analistas tratan de buscar motivos por los cuales Putin y su gente actúa de esta manera. Creen que el victimizarse como judíos que sufren contra otros nazis puede mostrar al mundo que ellos son las verdaderas víctimas. Puede ser que alguno piense así y que el propio Putin se lo repita tantas veces que al final crea sus propias mentiras. Pero la realidad y los hechos muestran otra cosa.
Nadie se cree estos relatos. Salvo Irán, Corea del Norte, Venezuela, Cuba, alguna otra dictadura y la torcida abstención china, hay casi 150 países que ven una invasión brutal y asesina contra un país democrático e independiente. No hay nazis en el horizonte, pero sí hay métodos copiados de los nazis cuando invadían los países europeos.
Hitler ordenaba arrasar todo. Putin está haciendo lo mismo en Ucrania: lo que se mueve se mata así sea un niño cruzando una calle o 20 personas haciendo cola para conseguir un trozo de pan. Y también hay un odio antisemita feroz y tradicional que nace en Rusia desde hace siglos. En Rusia nacieron los Protocolos de los Sabios de Sión y la palabra pogrom que no tiene ninguna traducción salvo muerte a los judíos.
La leyenda dice que el Ejército Rojo “liberó” Auschwitz. Nadie liberó Auschwitz. Los rusos llegaron primero y se encontraron con Auschwitz. Basta de mentiras.
Pero Putin insiste. Ayer, ante su Consejo de Ministros dijo que las sanciones contra Rusia no son por la guerra con Ucrania sino porque quieren “desmantelar” Rusia. Putin remarcó que Rusia es el objetivo de una agresión de Occidente y víctima de una guerra económica “bárbara y agresiva”. Y agregó textualmente:” Alemania nazi destruyó Europa. Hoy Occidente quiere destruir nuestra cultura y nuestro ser nacional”.
Casi a la misma hora que Putin decía esto en Moscú, el presidente de Ucrania Volodimir Zelensky decía por zoom a todo el Congreso de los Estados Unidos: “Tengo la necesidad de proteger nuestro cielo. ¿Es mucho pedir crear una zona de exclusión aérea sobre Ucrania para salvar a la gente? ¿Es mucho pedir una zona de exclusión aérea humanitaria?”.
Sí, Zelensky, es mucho pedir. Siempre ha sido mucho pedir este tipo de clamores que deberían sensibilizar a cualquier humano. Por eso es mentira que alguien liberó Auschwitz. No lo quisieron bombardear cuando las cámaras de gas estaban en plena producción porque no servía a los planes de la guerra. Por eso es execrable que un psicópata haya decidido destruir a Ucrania y diga que él es la víctima, que sus soldados asesinen civiles a mansalva y sus propagandistas le digan a los rusos bajo censura informativa que ellos son las víctimas, que haya artistas e intelectuales que sean capaces, como lo fueron otros al servicio de otros psicópatas, de hablarle y cantarle a la gente aberraciones que avergonzarían al caballo de Atila.
Hoy,30 años después que destruyeran la Embajada de Israel en Buenos Aires, hoy que recordamos la impunidad del terrorismo que hizo esa matanza y la de AMIA dos años después, sentimos la impotencia de saber que esa impunidad no va a desaparecer, pero además existe tres décadas después para demostrar cómo es posible que la destrucción se multiplique sin oposición real.
Porque, al fin y al cabo, ¿dónde están las diferencias que nos permitan encontrar una ventana de aire fresco, quizás hasta limpio, entre el Irán impune que hoy apoya a Rusia, la Rusia que comete crímenes de guerra y lesa humanidad y los que aplauden de pie a Zelensky en todos los continentes, pero que no le responden a su pedido de un corredor aéreo humanitario?
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Fuente: https://www.radiojai.com/index.php/2022/03/17/121793/execrable-y-con-apoyo/