El 27 de enero, Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, nos invita a reflexionar y renovar el compromiso de prevenir nuevos genocidios
Por Jorge Reta
25 Ene, 2025 10:31 p.m.Actualizado: 26 Ene, 2025 06:42 a.m. EST
“Una vez por semana aparecía el Dr. Josef Mengele. El terror se apropiaba de nuestros cuerpos y yo tuve el triste honor que el Ángel de la Muerte levantó este brazo con sus dos dedos de araña venenosa, mientras le dictaba a su secretaria mi número. Ello significaba que al día siguiente iba a ser asesinada en la cámara de gas. Tuve la gran fortuna que su circunstancial asistente, austríaca, no puso mi número (33502) y en su lugar colocó el de una víctima que había sido muerta previamente. Nací de nuevo” (Lea Zajac – La Nación, 29 de julio 2024).
La Shoá ha sido el evento fundamental del siglo pasado que llamó a todos los países a tomar acciones para que los genocidios nunca más vuelvan a repetirse. Hay que recordar que no es sólo un deber moral, sino una necesidad imprescindible e imprescriptible para jamás olvidar el Holocausto. Hoy honramos no solo a quienes perdieron la vida sino también a todos los sobrevivientes, como Lea Zajac, quienes con su testimonio han sido la voz dramática y heroica de la historia.
Este lunes el mundo acongojado, con tremenda unción, recordará el “Día Internacional de Conmemoración del Holocausto”, ya que el 27 de enero de 1945 fue liberado el más emblemático y macabro campo de exterminio nazi: Auschwitz-Birkenau, que tuvo a Heinrich Himmler, jefe de las temibles SS desde 1929 a 1945, como responsable de la planificación, organización administrativa y supervisión. Por lo demás, fue la repetida retórica antisemita de Adolf Hitler la que incentivó y autorizó sin límites la ejecución de las matanzas, que contaron directamente con su absoluta aprobación. De esta forma, entre 1941 y 1945, la población judía de Europa fue perseguida y asesinada sistemáticamente, en el mayor genocidio del Siglo XX. Fue uno de los mayores atentados hacia la dignidad del individuo a lo largo de toda la historia de la humanidad, en el que cada brazo del aparato del Estado alemán participó en la logística de los brutales asesinatos, convirtiendo al Tercer Reich en un Estado criminal sin atenuantes.
Lea Zajac (Adrián Escandar)
El exterminio de judíos no fue una decisión impensada sino el desenlace premeditado y lógico de una ideología enraizada en un cóctel de prejuicios y violencia. La guerra generó el proyecto siniestro ofreciendo las condiciones para llevarlo a cabo con singular eficacia. El objetivo no se limitaba solamente a eliminar todos los judíos sino a destruir el concepto mismo de judaísmo. En otras palabras, la meta de dicho plan era la creación de una nueva y populosa nación, homogénea, fuertemente centralizada, uniforme e indisolublemente aria y nacionalsocialista.
De todas maneras, el gran responsable de este martirio sin igual fue Adolf Hitler. Encumbrado e idolatrado como todo líder populista, desafiaba al mundo con su proyecto imperialista, mientras proyectaba las primeras leyes raciales y antisemitas. Es importante bucear en las mentes psicópatas de los altos verdugos alemanes de esa época para tratar de comprender la manera en que la superioridad militar alemana permitió el dominio nazi de Europa a partir de 1942 y llevar a cabo la “Solución Final”, o sea la eliminación física de los judíos.
Sin embargo, el mundo recién comenzó a descubrir el Holocausto, o sea el secreto mejor guardado del nazismo, después de la derrota del régimen oprobioso, el 8 de mayo de 1945. El genocidio impactó de manera universal por su crueldad y magnitud, siendo lamentablemente hoy todavía una herida abierta no sólo del pueblo judío sino de la humanidad toda.
Auschwitz fue el campo de exterminio más grande del nazismo
Lamentablemente este nuevo aniversario nos convoca masivamente para recordarnos que la Democracia no está exenta de una nueva irrupción del nazismo. Vemos con gran preocupación la mimetización del “nacionalismo Siglo XXI” que rehúye ahora a ser catalogado con este nombre por el rechazo universal que se tiene a dicho término y se lo reemplaza por otras denominaciones moderadas para no producir una reprobación masiva, pero el punto importante es que no renuncian en lo más mínimo a sus principios basados en: el sentimiento, el resentimiento, el odio y la agresividad permanente.
En este contexto, aprovechan para tomar del Liberalismo sólo algunos temas aislados sobre libertad económica (no todos), como propios. Fiel a su perversa costumbre de lobos con piel de cordero, cual mancha venenosa tratan de cooptar en forma velada y quirúrgica especialmente a los partidos Liberales de todo el mundo, utilizando las distintas máscaras con las que intentan desdibujar sus reales intenciones con artilugios que responden al nacionalismo más refractario, cuya finalidad es destruir precisamente el sistema democrático y finamente acabar con la República.
El conflicto ideológico está planteado, los ciudadanos libres de todo el mundo debemos estar alerta, de lo contrario, inexorablemente, será demasiado tarde.
“Auschwitz tiene infinidad de elementos para enseñarnos sobre el respeto de los derechos humanos y la importancia de la convivencia democrática. A ese crimen inconcebible solo se llegó luego de un largo período de desprecio de la democracia, de desconocimiento de las garantías que ofrece el orden jurídico, de fogoneo del nacionalismo execrable, de descalificación sistemática del que piensa o vive diferente”, decía el 27 de enero de 2021 el Ministro de Educación y Cultura de la República Oriental del Uruguay, Dr. Pablo da Silveira.
Finalmente, que este día tan triste para la humanidad nos inspire a ser guardianes de la memoria y defensores incansables de la paz y los derechos humanos ya que solo recordándolos permanentemente podemos asegurar que nunca, por ninguna causa, se repita una nueva edición del infame Holocausto.
Fuente: https://www.infobae.com/opinion/2025/01/26/holocausto-obra-maestra-del-terror-de-adolf-hitler/
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