La nueva Alemania

Alberto Jabiles Schwartz

LA PRENSA, PANAMA, SABADO 19 DE MARZO DE 2022

La historia alemana desde 1945 contempla tres etapas. La primera, hasta 1990, corresponde al país dividido por la guerra fría, arruinado material y moralmente tras agredir a sus vecinos en una conflagración que causó la muerte a más de 50 millones de personas en Europa, África del Norte y el Atlántico, cargando no solo con la derrota militar absoluta sino también con el estigma del genocidio perpetrado por el Estado alemán en contra de judíos, eslavos, gitanos, homosexuales, objetores de conciencia, discapacitados y prisioneros de guerra.

El alto número de víctimas incluye a más de siete millones de alemanes, civiles y militares, que murieron durante el docenio nacionalsocialista. Millones más, incluyendo heridos y desplazados, tuvieron que levantarse y afrontar con determinación la reconstrucción nacional. Este fue el milagro alemán, clave para poder tener éxito en la que sería la segunda etapa iniciada, el 3 de octubre de 1990, tras la anhelada reunificación, consecuencia de la caída del muro de Berlín y la retirada de las tropas del Pacto de Varsovia. Fue así que Alemania, columna vertebral de la Unión Europea, se convirtió en líder de un proyecto supranacional, saliendo más de una vez en auxilio de sus socios ante situaciones insostenibles, cercanos en algunos casos a la quiebra.

Sin embargo, este 2022 que trajo consigo la guerra emprendida por Rusia contra Ucrania, nos hizo retroceder a situaciones no vividas en Europa desde 1945, ni siquiera durante las guerras de los Balcanes de los años 90 del siglo pasado. Cierto que Alemania tuvo durante los primeros días actitudes ambivalentes derivado de su dependencia en el gas y petróleo ruso. La irresponsable construcción del gasoducto Nord Stream 2, impulsada por lobistas locales, generó desencuentros con sus aliados de la OTAN, dejando en evidencia su talón de Aquiles energético.

Pero las imágenes del ataque ruso en contra de su vecino ucraniano, demostrando un total menosprecio al derecho internacional y a la vida humana, obligó a Alemania a coordinarse con sus socios y adoptar acciones punitivas en contra del agresor en los planos económico, político y militar, todo anunciado por el canciller Olaf Scholz el 27 de febrero último en un discurso en el Bundestag, estableciendo así el nuevo paradigma alemán como potencia militar europea, al enviar armas a Ucrania para que pueda defenderse y anunciando en paralelo una partida extraordinaria de 100 mil millones de euros para mejorar el ejército alemán, cifra que representa un aumento de la inversión anual en defensa de más del 2% del PIB.

Alemania actúa en defensa propia y sale en auxilio de aquellos países que hasta 1990 vivieron sojuzgados al poder imperial de Moscú y que, por libre decisión, desearon acoplarse a la Europa libre y del progreso, justamente, aquella liderada por Berlín. Pero vive bajo una espada de Damocles producto de sus errores de cálculo al sobrestimar la redefinición de la política exterior de Vladimir Putin, quien, resucitando las doctrinas expansionistas zaristas y soviéticas, se convierte en un peligro directo para su interés nacional a la par que amenaza a los países de la OTAN.

Por todo lo descrito es que el 27 de febrero se abre la tercera etapa de la posguerra, la de una Alemania que asume su rol de potencia continental y anuncia su propósito de frenar el neo expansionismo ruso, posición pragmática asumida en pleno conocimiento de las consecuencias geopolíticas en las hasta ahora cordiales relaciones germano-rusas.

Alemania, ubicada en el corazón de Europa, jugó un rol hegemónico en infinitos episodios en la historia. En 1939, fue el agresor; hoy, en 2022, es el defensor de la libertad, dejando atrás su aislamiento militar. No le fue fácil dar vuelta a la página, pero, tras romperse el tabú, merece nuestro respeto, confianza y respaldo. Aprendiendo de sus errores, corrige y toma fuerza para convertirse nuevamente en una potencia militar llamada a cobrar protagonismo a escala mundial.

El autor es licenciado en educación e historia, Universidad Hebrea de Jerusalén

Fuente: https://www.prensa.com/impresa/opinion/la-nueva-alemania/