POR REDACCION RADIO JAI HACE 3 HORAS EN COLUMNISTAS
En los 25 años de dictadura en Venezuela, la estrecha alianza entre Irán y Chávez primero, y Maduro después, no se ocultó nunca, sino todo lo contrario: el régimen islamista de los Ayatolas se abalanzó contra las puertas que se le abrieron en Venezuela, apenas 5 años después de cometer el atentado contra la AMIA y Chávez mostró a la región y al mundo sin ningún pudor que Irán podía ocupar su país como quisiera, sea con militares, con seudo asesores, con tráfico de lo que fuere, etc. Diez años después de iniciada esta alianza, en 2012, las inversiones y préstamos de Irán en Venezuela estaban valorados en 15.000 millones de dólares. Venezuela recibía gas y petróleo, recursos civiles tales como automóviles e infraestructura militar tales como drones. Hace 2 años, se firmó un nuevo acuerdo en Caracas y el comercio bilateral pasó de 3.000 a 20.000 millones de dólares. Venezuela tiene armas con alcance a Estados Unidos y es la vía más utilizada en tráfico de drogas hacia el sur y el norte de la región. Irán además tiene acuerdos firmados con Venezuela y Bolivia por el cual, dentro de lo que se sabe, le ha provisto a ambos países de aviones no tripulados para vigilancia en las fronteras. A este breve resumen de esta relación bilateral, hay que adicionar la libre presencia y acción de Hezbollah que de allí se expande al sur y al norte, algo que se ha denunciado y anunciado con reiteración, y tiene tanta impunidad como toda la invasión narrada anteriormente.
Entre 2001 y 2022, Rusia y Venezuela han firmado más de 326 acuerdos bilaterales. Los últimos 11 se firmaron en diciembre de 2022. Estos acuerdos abarcan un amplio espectro: Defensa, Minería, Agroindustria, Automotriz, Hidrocarburos, Farmacéutico, Energía nuclear, Servicios Financieros, Electricidad, Vivienda. 28 acuerdos están vinculados a la industria militar. Las cifras son aproximadas ya que seguramente hay más acuerdos que no se han logrado saber públicamente. Román Ortiz, profesor del William J. Perry Center, en su estudio de 2023 “Transferencias de Armamento y Competencia de Grandes Potencias en América Latina”, señala que el 84.16 por ciento de las transferencias de armamento rusas durante esa etapa fueron compradas por Venezuela. Estas adquisiciones incluyen, entre otros elementos: fusiles de asalto, helicópteros de ataque, aviones de combate, tanques, sistema de radar móvil, sistemas de vuelo simulado, vehículos blindados y artillería autopropulsada.
De todos modos, Ortiz señala: “A pesar de la apuesta del Gobierno de Caracas por romper sus vínculos con Estados Unidos y la inversión de una cantidad abrumadora de recursos, las Fuerzas Armadas de Venezuela no fueron capaces de completar con éxito una estructura que amalgamase la experiencia militar cubana y la masiva inyección de equipo ruso y chino.” Ahora bien, sea eficiente o no el modelo militar venezolano, lo que es un hecho innegable es que actualmente las Fuerzas Armadas venezolanas se encuentran totalmente dependientes de la tecnología militar rusa. Para el presente y futuro de Venezuela, esta estrecha relación político-militar con Rusia tiene implicaciones. Hacia lo externo, sigue empujando a Venezuela dentro de la órbita de influencia rusa, como lo demuestra su apoyo incondicional a la invasión a Ucrania, un ejemplo entre tantos. Esta libertad militar que tiene Rusia en Venezuela es estratégica para Putin. Sabe que en caso de un conflicto a gran escala mundial contaría con Maduro y su organigrama castrense para lo que quiera. Dispondría del país como ya lo hace con Bielorrusia o Siria. Mientras tanto, sus intereses económicos aumentan con la enorme extracción de minerales en distintas regiones venezolanas.
China ha ingresado a la región hace más de dos décadas con “ayudas” de mucho dinero y ha tomado América Latina como parte integral de su avance global evidente y conocido. Nada mejor que abrazarse primero a Chávez y luego a Maduro para avanzar más rápido. El año pasado, los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y China, Xi Jinping, acordaron en Beijing elevar las relaciones binacionales al nivel de “asociación estratégica a toda prueba y a todo tiempo”. Ambos se consideran aliados estratégicos con todo lo que ello pueda implicar, si bien Venezuela obviamente no revela el contenido de los documentos firmados debido a las sanciones que pesan sobre el país. Un ejemplo. Bancos del Estado chino entregaron 140.000 millones de dólares a gobiernos latinoamericanos desde 2005, según una investigación del centro de pensamiento Diálogo Interamericano. Venezuela fue la más beneficiada de los préstamos de Beijing, con 62.500 millones de dólares recibidos entre 2005 y 2018.
Otro ejemplo. El Centro de Innovación en ciberseguridad chino provee de su tecnología a Maduro, con lo cual, la dictadura chavista tiene el control total de las comunicaciones de quien quiera.
Con estos tres apoyos de China, Rusia e Irán, más el dominio cubano de toda la estructura de terror político policíaco, y los cómplices latinoamericanos que hoy juegan un deporte político anticuado y fallido como lo hacen Petro, López Obrador y Lula, es difícil entender que alguien pudiera creer que Maduro iba a perder elecciones y entregar el poder. El heroísmo de la oposición y la gente liderada por María Corina Machado ha logrado ratificar que tanto Maduro como en sus países amigos, las elecciones son un juego muy típico de las dictaduras para recolocar algunos cuadros del partido único en diferentes posiciones dentro de los grupos privilegiados que detentan y usan el poder. Al fin y al cabo, en Rusia hay elecciones, en Irán ya hemos visto hace poco que también las hay, y hasta en Cuba después de 65 años de estalinismo, de repente anuncian algo que no se sabe qué es y le llaman elecciones.
El lunes 29 de julio, China, Rusia, Irán, Cuba, Nicaragua, no esperaron ni siquiera que Maduro anunciara que él ganó las elecciones, para felicitarlo. Putin fue más claro todavía cuando dijo que no entendía por qué la oposición no aceptaba la realidad de que Maduro era el presidente reelecto. El 70% de los venezolanos (probablemente más) votaron contra Maduro. La dictadura, soberbia como toda tiranía, no creía que eso podía pasar, así que se robó como siempre las llamadas elecciones y hoy los venezolanos sufren el asesinato de 23 personas en las calles, miles de detenciones arbitrarias, más torturas, más ejecuciones extrajudiciales. Pero a Maduro y su banda criminal no les alcanza con dictadura, corrupción, asesinatos. También se ocuparon de acompañar a su socio iraní y su terrorismo expansivo. Y hace una semana, Maduro afirmó que Estados Unidos y el sionismo global están detrás del intento de golpe de Estado en Venezuela.
“Los opositores extremistas en Venezuela están apoyados financiera y políticamente por el sionismo global. El sionismo también apoya el golpe en Venezuela a través de la influencia en las redes sociales. Mi victoria en las elecciones es la mejor señal del esfuerzo de una nación por su independencia, dignidad y futuro, y de que el mundo ya no sigue las demandas de Washington y del nuevo brutal sistema capitalista y del fascismo”.
Estados Unidos le contestó a Maduro, señalando “La absurda afirmación de Maduro de que los judíos están detrás de las protestas electorales en Venezuela es antisemita e inaceptable. El pueblo venezolano ha salido a las calles para pedir pacíficamente que sus votos sean contados. Rechazamos el uso de estas acusaciones por avivar las llamas del odio hacia los judíos en América Latina y en todo el mundo”.
Chávez y Maduro no sólo avivaron, sino que ejecutaron y ejecutan su odio antisemita hace 25 años. Los propietarios reales del país que ya hemos detallado quienes son y sus cómplices latinoamericanos se lo han demandado desde el primer minuto, y el régimen venezolano ha respondido, no por obligación, sino con fervor y convicción. Por lo tanto, esa expresión de Maduro sobre quién está detrás de los legítimos derechos de María Corina Machado y el 70% de quienes votaron a su movimiento, no es una tontería más de quien tiene un récord de expresiones desequilibradas, sino la voz del títere al cual quienes lo manejan, están hoy obligando a Israel y al pueblo judío a enfrentar un combate existencial. La tragedia en Venezuela no sólo muestra hasta dónde está invadida la región, sino que también nos prueba una vez más que la brutalidad judeofóbica no limita su ansia genocida a una región sino al mundo entero.
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Fuente: https://www.radiojai.com/index.php/2024/08/08/173503/la-region-invadida-y-ocupada/