Por Julian Schvindlerman
The Times of Israel – 29/8/2020
Como es sabido, el liderazgo palestino enloqueció tras el anuncio del sorprendente acuerdo diplomático entre los Emiratos Árabes Unidos e Israel.
Tal como informó este diario, la Autoridad Palestina emitió un comunicado en el cual lo caracterizó como “una traición a Jerusalem, la mezquita Al-Aqsa y la causa palestina”. El Presidente palestino Mahmoud Abbas exigió una “retracción inmediata”, el Ministro de Relaciones Exteriores Riad al-Maliki anunció el retiro del embajador palestino de EAU, y el Primer Ministro Mohammad Shtayyeh informó que Palestina boicoteará la Expo Dubai 2021. El vocero Nabil Abu Rudeineh aseguró en un texto leído en la televisión que “el liderazgo palestino rechaza las acciones del gobierno emiratí y las considera una traición”. El oficial de alto rango Saeb Erakat dijo “nunca esperé que esta daga venenosa viniese de un país árabe”. La miembro del Comité Ejecutivo de la OLP Hanan Ashrawi declaró: “Israel fue recompensado por no declarar abiertamente lo que ha estado haciendo a Palestina ilegalmente & persistentemente desde el comienzo de la ocupación”. El Secretario General de Fatah Jibril Rajoub insinuó que los lazos entre Israel y los países del Golfo eran conocidos, “ahora el pantano se ha secado y todos están desnudos”. El Gran Mufti de la Autoridad Palestina Mahmoud Al-Habbash escaló la retórica al calificarlo como un acto de “prostitución política” y emitió una fatwa que prohíbe a los musulmanes de los Emiratos Árabes Unidos rezar en la mezquita de Al-Aqsa. Feligreses palestinos en la explanada de las mezquitas en Jerusalem pisaron e incendiaron un poster con el rostro del líder emiratí Mohammed bin Zayed Al-Nahyan, en tanto que la televisión oficial palestina tachó a EAU de ser “un tumor en el cuerpo árabe”. Incluso la viuda de Yasser Arafat, Suha, fue viciosamente criticada por respaldar el pacto. En Gaza, por su puesto, Hamas y la Jihad Islámica dieron eco a estas protestas.
Ramallah, una vez más, no está captando correctamente el movimiento de la historia. En los últimos años hubo un acercamiento real, si bien en gran medida encubierto, entre las naciones árabes y el estado de Israel a la luz de una preocupación compartida por el expansionismo político, militar y sectario de Irán en la región; una ponderación objetiva del potencial de intercambio en las áreas del comercio, la tecnología, la medicina y la seguridad; el debilitamiento de las creencias panarabistas de antaño; y un hartazgo con la intractabilidad del conflicto palestino. Si en el pasado la causa palestina era usada como una excusa para el rechazo político a Israel, hoy es mayormente vista como un obstáculo hacia la reconciliación. Tal como atinadamente ha observado Haviv Rettig Gur en The Times of Israel, “el mundo árabe ha cambiado, la narrativa palestina no lo ha hecho… [los palestinos] no fueron «traicionados»… sino simplemente dejados de lado”.
Los distantes, pioneros tratados de paz con Egipto y Jordania han recibido un ímpetu impresionante con el reciente pacto EAU-Israel. Se espera que otros países árabes sigan la estela de los EAU; sino inmediatamente, entonces eventualmente. ¿Podrá una Autoridad Palestina carente de estatidad obstruir o detener este movimiento? ¿Le convendrá quedar relegada a los márgenes del sistema regional como un paria político quejoso junto a Hamas, Hezbola, Irán, Turquía y Qatar, los otros opositores al acuerdo diplomático? ¿Qué réditos políticos le dará aferrarse a la protesta eterna? ¿Está apostando por la posibilidad de que una Administración Biden vaya a su rescate? Alternativamente ¿No tendría más sentido para Ramallah aprovechar la aproximación árabe a Israel para aumentar sus chances en una negociación futura? ¿No resultaría más sabio capitalizar la suspensión de la anexión para retornar a la mesa de negociaciones? La Casa Blanca ha dejado en claro que los parámetros de su propuesta de paz no estaban “escritos en piedra”. El Presidente Donald Trump y el Secretario de Estado Mike Pompeo han instado a los palestinos a regresar a las tratativas de paz. Ídem el premier israelí Binyamin Netanyahu: “Este cambio histórico también promoverá la paz con el mundo árabe y, al final, la paz, la paz verdadera, monitoreada, segura, también con los palestinos”.
El liderazgo palestino se ha ganado la mala fama de nunca perder la oportunidad de perder la oportunidad. Aunque sus primeras reacciones al acuerdo EAU-Israel fueron exageradas y equivocadas, aún está a tiempo de cambiar de rumbo. Esperemos que en algún punto pueda romper el hechizo dañino de su intransigencia política legendaria.
Fuente: Por Julian Schvindlerman
The Times of Israel – 29/8/2020