En una semana, incluyendo hace minutos hoy en Bnei Brak, terroristas islámicos han asesinado a once ciudadanos israelíes y dejado varios heridos graves.
Algunos países europeos a pesar de estar inmersos directamente en la invasión de Rusia a Ucrania, han condenado el accionar terrorista. La Cumbre en el Neguev entre Marruecos, Egipto, Bahrein, Emiratos, Israel y EE. UU. celebrada estos dos últimos días y sentando un hito histórico de cómo llevar al Medio Oriente por el camino de la paz y el diálogo, también condenó las barbaries y agregó que la reunión per se era una demostración de repudio al terrorismo islámico.
Mientras tanto, Hamas repartió y está repartiendo caramelos por las calles para celebrar los asesinatos; y todos los organismos de Naciones Unidas y todos y cada uno de sus jerarcas callan. Como siempre. Y si hablaran, lo que podrían decir sería un agravio para las familias de las víctimas.
Probablemente (ojalá nos equivoquemos rotundamente) los terroristas vuelvan a cometer más asesinatos. El odio de sus jefes no conoce límites. Y seguramente se repetirá el silencio de los cómplices y los pusilánimes.
B´nai B´rith seguirá repudiándolos y levantando la voz sin descanso contra el terrorismo islámico y su odio antijudío.