por Ana Jerozolimski / Publicado el 21 de Septiembre de 2021
Uruguay es el único país de Latinoamérica ( y ojalá estemos dando información desactualizada, ojalá se haya sumado alguno más sin que lo sepamos todavía) que decidió no participar en la reunión de la ONU que señalará este miércoles 22 de setiembre el vigésimo aniversario de la conferencia de Durban en Sudáfrica, recordada desde entonces como símbolo de antisemitismo y odio anti israelí.
Según se ha difundido, la decisión al respecto fue comunicada por Uruguay a las Naciones Unidas y compartida por el Presidente de la República Luis Lacalle Pou con el CEO de B´nai B´rith Internacional Dan Mariaschin, con quien se entrevistó en Nueva York. El Presidente viajó a Estados Unidos a participar en las sesiones de la Asamblea General.
Es una gran noticia porque es una postura principista contra un evento que si bien aún no se ha realizado y es cierto que no sabemos todavía cómo se desarrollará, estará recordando otro llevado a cabo hace 20 años, que se convirtió en un terrible escenario de odio anti-judío. Y dadas las tendencias en la ONU, no hay razones para estimar que las cosas vayan a ser diferentes.
Y no es casualidad que esto se confirme tan solo unos días de la muy comentada participación del Presidente Lacalle Pou en la CELAC en México, en la que condenó abiertamente la violación de los derechos humanos y la falta de libertad en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Es cuestión de valores, y todo va de la mano: la oposición al antisemitismo y la discriminación, se nutre de los mismos valores por los que uno se opone a las dictaduras y violaciones de derechos humanos en los tres países latinoamericanos mencionados.
“Uno de los elementos que impulsa y que es plataforma de la CELAC es la democracia. Y la democracia es el mejor sistema que tienen los individuos para ser libres. El estado más puro de una persona es la libertad”, recordó el Presidente. “Y por eso participar de este foro no significa ser complaciente. Y por supuesto, con el respeto debido, cuando uno ve que en determinados países no hay una democracia plena, cuando no se respeta la separación de poderes, cuando desde el poder se usa el aparato represor para acallar las propuestas, cuando se encarcela a opositores, cuando no se respetan los derechos humanos, nosotros en esta voz tranquila pero firme, debemos decir con preocupación que vemos gravemente lo que ocurre en Cuba, Nicaragua y Venezuela”, afirmó en su discurso Lacalle Pou.
El dictador venezolano Nicolás Maduro y el cubano Miguel Díaz-Canel podrán retrucar hasta mañana a nuestro Presidente e intentar ridiculizarlo, pero eso no cambiará la realidad. Y tal como respondió luego Lacalle Pou respecto a las legítimas discusiones con la oposición del Frente Amplio, “en Uruguay se puede juntar firmas”.
En una entrevista que nos concedió el hoy Presidente en octubre del 2019, poco antes de la segunda vuelta en la que resultó electo, usó el término “chiquito corajudo” al hablar precisamente de la posición de Uruguay en temas de principios, de derechos humanos en política exterior.
Discrepando con el entonces gobierno de turno encabezado por el Dr. Tabaré Vázquez (Q. E.P.D.) porque “no hemos sido capaces de decirle a Maduro en la cara que es un dictador y que todos los días en Venezuela se mata gente, se tortura gente y los derechos humanos son vulnerados”, recalcaba que “eso claramente tiene que cambiar”. Y fue allí que usó el término con el que titulamos este editorial, al hablar de las posiciones principistas adoptadas por Uruguay en la arena internacional que daban al país un lugar de destaque a pesar de su pequeña geografía.
Y para nosotros, ser un “chiquito corajudo” es saber ir contra la corriente o contra lo que parece más fácil y quizás más popular, tanto en el tema de Cuba como del antisemitismo.
“Apelo también al tema del Estado de Israel”, nos dijo en aquella entrevista que hoy recordamos, sacando el tema por su iniciativa. “¿Qué hace sentir orgulloso a Uruguay con respecto al Estado de Israel? Que cuando unos miraron para el costado, Uruguay fue de aquellos que habló antes de que sucedan las cosas para que de alguna forma se confirme la creación del Estado de Israel . Sucedió también con el genoicidio armenio. Uruguay fue de los primeros que no tuvo prurito en hablar aún cuando algunos intereses podían confluir negativamente. Y por eso Uruguay es destacado en el mundo, fue un chiquito corajudo. Y eso me parece que habló muy bien de Uruguay y hay que recuperarlo. Y en estos años se ha perdido”.
En esa misma entrevista, el entonces candidato Lacalle Pou también criticó algunas votaciones uruguayas en la ONU que consideraba negativas respecto a la lucha de Israel contra el terrorismo y al derecho básico de Israel de existir. Es justo mencionar que como cabe suponer muchos lectores recuerdan, también durante su gobierno hubo votaciones de Uruguay en instancias de la ONU que hemos criticado por considerarlas injustas para con Israel y la verdad en su conflicto con los palestinos. Sin entrar en los detalles sobre lo ocurrido detrás de las bambalinas y cómo fue el proceso por el cual Cancillería ordenó al Embajador de turno-por ejemplo en el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra- que vote tal cual lo hizo en más de una oportunidad, eso ha comenzado a cambiar positivamente.
No podríamos asegurar que no vuelva a haber cambios eventualmente, pero ahora, es un hecho que Uruguay se ha posicionado de otra forma respecto a Israel, cambiando votaciones que durante años habían sido sumamente negativas. Nosotros consideramos que comenzado a cambiar para bien, porque es justo que así lo sea.
Como es sabido, llovieron las críticas al Presidente por sus dichos en la CELAC, por parte de quienes aún defienden a los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Pero afortunadamente, quienes luchan arriesgando sus propias vidas para salvar a sus países de la opresión, saben decir la verdad.
Y claro que hubo también reacciones más originales alusivas a la discusión que se dio después del discurso del Presidente, a raíz de los comentarios del Presidente cubano.
Oponerse a la falta de democracia requiere el mismo valor que oponerse al antisemitismo . Es señal de principios.
Hacerlo cuando parecen ser mayoría las voces que hablan en otro tono, requiere valentía política.
Uruguay, es un chiquito corajudo.
Fuente: https://www.semanariohebreojai.com/editorial/285